Suena el intro que Fox utiliza en las películas, pero no está concebido desde una vertiente digital. Nace de la garganta de tres hombres parados frente a un escenario, ataviados con camiseta roja y pantalón negro. El público intenta descubrir qué se trata, en silencio, atento a cada movimiento de los actores.

A continuación, y ejecutada con voces humanas, música del Viejo Oeste ambienta el área. “El bueno, el malo y el feo”, dice en el fondo una voz mientras los tres del principio adoptan posición de vaquero.

Lo que viene bien podría tostarle el cerebro a cualquier espectador: Víctor Aráuz se convierte en Daniel Sam. Sí, el protagonista de ‘Karate kid’. “Encerar, pulir. Encerar, pulir”, expresa mientras repite la acción con sus manos.

Un apagón oscurece la escena y cuando las luces vuelven al tablado aparece frente a él Ricardo Velasteguí. Con una cuerda de saltar imaginaria, sostenida por ellos de extremo a extremo, dan vida a las tenebrosas niñas que en un clásico de terror anunciaban la aparición de Freddy Krueger: Susurran en esa escena la canción ícono del malvado: “Uno, dos, Freddy viene por ti…”.

Ellos no son locos ni esto es del todo absurdo. Se trata de una obra denominada ‘Shuaaa!!!’, una entrega teatral que se reestrenó el pasado viernes en la sala Experimental del teatro Centro de Arte, en la que la imaginación encuentra puertas desde cualquier ángulo gracias a la creatividad de sus protagonistas.

Como ya había adelantado Ricardo, los diálogos son escasos, pero eso no limita al público la comprensión de la puesta en escena. Gracias a la expresión corporal de él, Víctor y Fernando García, el público no pierde el hilo de la obra en ninguna escena.

No hay escenografía, ni vestuario, ni una excesiva utilización de recursos técnicos. Estos, sin embargo, están presentes en la obra a través de los gestos y los efectos de sonido que casi en toda la trama protagoniza Velasteguí.

Esta comedia nació como un sketch para los premios ITV, y está inspirada en un montaje que pudo verse en 1984 del grupo español Tricicle. Con una duración de media hora, fue presentada en el FAAL y luego en la plataforma del MAAC. Ahora ‘Shuaaa!!!’ se extiende por 60 minutos, en los que las risas premian repetidamente la entrega de los artistas del grupo Actantes en el escenario.

Otro apagón da paso a la historia que comprende este loco argumento, que se vale de clásicos como ‘La sombra del amor’ y apuestas un poco más contemporáneas como ‘Buscando a Nemo’ para llegar de forma psicodélica a un público boquiabierto que no logra asimilar cómo el teatro minimalista es tan rico artísticamente.

Aunque posee un sinnúmero de personajes, la historia gira en torno a Taylor y Nick, dos gringos que a raíz de una ‘batalla’ se verán envueltos en una serie de aventuras. El espectador de ‘Shuaaa!!!’ debe saber que los pocos diálogos de la obra son en inglés, porque la propuesta está estructurada como una película norteamericana y no como una entrega teatral criolla.

Se conjugan, sin embargo, una amalgama de situaciones que apuntan a que el ficticio proyecto fílmico se rodó en Guayaquil, pues en numerosas ocasiones se incluyen escenarios de esta localidad, como la Metrovía y un edificio emblemático que ha sido testigo de varios suicidios.

Sobresalen en la trama, como en toda película real, los momentos en que uno de los protagonistas recuerda algo del pasado. Este elemento, denominado ‘flaskback’ en el séptimo arte, es quizás el aporte más divertido de los actores.

En los últimos momentos se los ve recreando en una muy bien actuada ‘cámara lenta’ escenas que ya realizaron al principio de la obra, lo que desata carcajadas incontenibles de los asistentes.

Sería ese el plus de ‘Shuaaa!!!’ si no fuera por la reproducción de innumerables efectos de sonido emergidos de las cuerdas vocales de Ricardo, que es capaz de hacer vivir al espectador, incluso en las escenas que protagoniza, el ambiente de un hospital, un ascensor y hasta una selva.

Este actor se da su tiempo para atender a toda costa ese factor auditivo que -por minimalista- la obra reduce en equipos, y le pone voz a las actuaciones de sus amigos en algunas escenas.

Lo mismo hacen, aunque en menor proporción, García y Aráuz, quienes -en cambio- entregan su aporte importante a través de la expresión facial y corporal con la que realizan cada interpretación.

La cereza del pastel es la ‘entrevista’ que los actores de la ‘película’ ofrecen a una voz en off, sentados en tres sillas, con gestos hollywoodenses, una joya dentro de ‘Shuaaa!!!’, que es complementada con la recreación actuada de los ‘bloopers’ que, supuestamente, se registraron en el falso filme.

La obra fue aplaudida de forma prolongada al final, una retroalimentación que a manera de premio inmortalizó la aceptación masiva que tuvo este reestreno.