Del libro Sin tetas no hay paraíso que hace seis años escribió el colombiano Gustavo Bolívar se han hecho muchas adaptaciones para la pantalla chica. Dos de ellas se transmitieron en Ecuador. Sin embargo, para su autor aún hacía falta llevar al cine la historia de Catalina, una niña de 14 años, que se involucra con el narcotráfico luego de conseguir al costo que sea aumentarse su busto. De hecho, esa idea surgió justo después de que escribiera el libro.

“Siempre estuve aplazando ese deseo de hacer la película, porque en la televisión uno no puede hacer honor al argumento. Siempre hay restricciones por las edades de las niñas. Lo que yo quería era hacer una cinta, sin censura,  en la que realmente hubieran niñas como estaban narradas en el libro”, asegura.

Precisamente, eso es lo que propone su producción cinematográfica, que la noche del sábado se proyectó en el auditorio Pablo  Graff del IMAX como parte del Festival Iberoamericano de cine. Una en la que Gustavo no omite nada, al mostrar explícitas escenas de sexo; la violación de la que es víctima Catalina y la operación en vivo a la que ella se somete para aumentarse el tamaño de sus senos.

Para esta última escena el escritor nacido en Girardot hace 45 años cuenta que utilizó a una chica de 17 años, quien bajo su consentimiento permitió que grabaran la cirugía. “Esta es la primera película en el mundo que muestra una intervención quirúrgica en vivo. Lo cual representó todo un reto, por el hecho de montar todo un escenario y varias cámaras en el quirófano. Tuvimos que estar toda una noche grabando para que la escena quedara perfecta”, relata Gustavo, quien debuta como director con la cinta.

Por esa misma inexperiencia a la hora de dirigir, según Gustavo cometió muchos errores “como haberla hecho muy larga, lo que perjudicó en la edición, porque se me fue la mitad de la producción. Perdí y deseché mucho buen material”.

Paralelamente al estreno de su película, Gustavo contó que prepara para noviembre una nueva visita al país, en la que lanzará “El puente de los suspiros”, una novela romántica con la que se sacude de las narconovelas. Un género que según el escritor, él creó con su libro Sin tetas no hay paraíso. Luego vino El Capo.

“Hace mucho rato quería escribir literatura pura, un poco más adornada y ligera”, dice Gustavo, quien desde muy chico supo que quería ser un escritor.

Recuerda que a los 13 años escribió su primer guión, que después de pasar algunos años se convirtió en la novela de RCN, El precio del silencio. Estudió Periodismo, pero luego de un tiempo y de haber pasado por algunos periódicos de su país tanto de planta como de freelance lo dejó. “Me encontré con ese muro de la censura, debido a que los directores de los periódicos en lo que trabajé por ser amigos de quienes investigaban impedían la publicación de casos de corrupción”, dijo. 

Tras esa desilusión el escritor cuenta que empezó a escribir libros. El primero fue El Candidato. Luego le siguieron  El cacique y la reina y Cómo se roban las elecciones en Colombia. “Lo que pasa es que yo tengo un poco de político. En este momento estoy encabezando varios movimientos en contra de la corrupción. Entonces  siempre he tenido esa crítica social y me gusta plasmarla en todo lo que escribo, sin amarillismo, ni apología”, dice el escritor que lleva su libro Sin Tetas no hay paraíso al cine, sin censura.