Domingo. Son las dos de la tarde y el sol castiga en el patio del colegio Alejandro Internacional. No hay clases. Las aulas están cerradas, pero en el patio un centenar de sillas de plástico improvisan un auditorio.

En una tarima poco pomposa está el cantante guayaquileño Marcelo Reyes, uno de los músicos más jóvenes que interpretan con notable aceptación las canciones inmortalizadas en otrora por Julio Jaramillo.

Tiene una camisa de tono rosa, cubierta por un terno gris que hace juego con el pantalón que eligió para esa presentación. La elegancia personificada. ¡Qué calor ni que nada! El pasillo se canta con terno y esa regla la tiene clara esta joven propuesta local. De vez en cuando se acomoda los lentes de marco grueso y se arregla el cabello, peinado para atrás de forma estricta, como niño que va a la escuela un lunes de mañana.

Sonríe en una pausa después de ofrecer un repertorio corto pero preciso, que continúa con esa que dice: “Todo lo que quise yo / tuve que dejarlo lejos / siempre tengo que escaparme / y abandonar lo que quiero…”. “Aquí ayúdenme”, invita a su público en la parte del coro: “la única flor que conozco / es la rosa de los vientos…”.

Ya para esta canción, las sillas y unas gradas de madera ubicadas a la derecha del patio están llenas de familias enteras. A juzgar por la vestimenta hogareña de algunos (camiseta, pantaloneta y chanclas), cualquiera pensaría que son “de por aquí no más” y que salieron un rato porque alguien les dijo: “Parece que hay algo en el colegio de la esquina”.

Ese algo es el espectáculo popular ‘Guayaquil canta a Julio Jaramillo’, que organiza Gustavo Pacheco. Es un show modesto. Los artistas cantan con pistas. El escenario podría improvisarse hasta en media calle. De hecho, el pasado sábado estuvieron también en Fertisa, en la estación de la línea 152. La puesta en escena está estratégicamente estructurada para el pueblo, o sea para esa gente que disfruta cantar a viva voz.

El sol les importa poco. Su calurosa presencia no los hastía. Se nota sí la incomodidad, por la prisa con que algunos compran agüita de coco o granizado. Algunos hubieran preferido una “biela” bien helada, pero, como dice don Pepe Sánchez, sesentón que funge en esta historia de espectador: “es domingo, hoy no se chupa”.

Se va Marcelo Reyes. Casi de inmediato arriba al escenario Liliam Suárez. Prima en su “look” el rojo pasión: en su conjunto de blusa y falda, en el esmalte de sus largas uñas y en el labial que sirve para adornar la sonrisa que mantiene en toda su actuación.

Ella disfruta lo que hace. No es para menos. La gente de ese sector de Flor de Bastión tiene en frente nada menos que a la primera Estrella Cristal, del popular programa de Radio Cristal que dirigía el mismísimo Carlos Armando Romero Rodas.

Un artista espera aplausos, Liliam va más allá, y lo pide de frente al auditorio: “Yo quiero, chicos, que ustedes canten”. Entusiasmados, los ‘chicos’, cincuenteros en su mayoría, la acompañan en los versos: “Acuérdate de mí / en tus horas sombrías, / en tus horas de dicha. / Acuérdate de mí”, que nuestro ‘Ruiseñor de América’ grabó con Olimpo Cárdenas.

Ya la emoción estaba al punto, con menos sol y más gente en el patio de ese plantel, que tiene aún parte de su piso de tierra. “Tráete aunque sea un traguito escondido”, le pide una señora a su marido mientras canta a viva voz: “Oye esta canción que lleva / alma, corazón y vida, / estas tres cositas nada más te doy”, que es de Los Panchos, pero que Liliam hace suya para este homenaje a JJ.

Terminó con ‘El aguacate’. En otro lado del patio, un grupo de madres de familia se balancean con sentimiento y ojos cerrados en este tema, con peculiar entusiasmo en aquella parte se reza: “Pero tú, no olvidarás, al infeliz que te adoró, al pobre ser, que un día fue…”

Sale Liliam dejando sin voz a más de uno y entra un caballero de la música: César Augusto Montalvo. Medio siglo en escenarios refuerza el temple y dominio escénico de este cantante. Se ve fresco, con camisa y pantalón de tela.

Sin preámbulos, y con una coqueta sonrisa canta: “¿Qué pasará si tú me dejas?, ¿qué pasará si tú me olvidas?, le he preguntado a las estrellas, a la luna y al mismo sol”. Es como escuchar a Javier Solís. César Augusto interpreta con entrega cada tema, lanza su cuerpo para adelante, como para que la voz salga con más fuerza, declama con las manos, cierra los ojos en las tonadas altas. Todo un show digno de admirar.

Sigue con ‘La media vuelta’, de José Alfredo Jiménez, y aunque empezó con exponentes mexicanos, también se da tiempo para rendirle su personalizado homenaje a JJ, para lo que suelta: “Me muerdo los labios para no llamarte. Me queman tus besos, me sigue tu voz. Pensando que hay otro que pueda besarte. Se llena mi pecho de rabia y rencor…”. En el público, más avivado que antes, se corea al instante un estruendoso: “¡Te odio y te quiero!”.

Canta con el mismo éxito ‘Luz de luna’, ‘Quémame los ojos’, ‘Mujeres divinas’. Dedica esa a las féminas. “Es que lo más bonito que hizo Dios son las mujeres”. Lo ovacionan con aplausos y no lo quieren dejar ir…

La fiesta continúa y termina con Juanita Córdova. Fiel a su ideología cristiana y con una sonrisa de oreja a oreja, que ya es una característica que inmortaliza en escena, pide un aplauso “para nuestro creador”. Eleva su mano derecha al cielo, segura de que en ese atardecer dominical Dios está presente en ese plantel educativo. El público, hipnotizado por su encanto, obedece al paso.

Cuando Juanita canta, el resto baila. Eso queda más que comprobado en este concierto. Al ritmo de ‘Por algo siempre me han de recordar’ y ‘Playita mía’, el auditorio literalmente levanta el trasero de los asientos y se pone a menear el cuerpo. Ella lo acompaña con un extremo de la falda de su vestido, que lleva rítmicamente hacia adelante y atrás mientras exhorta: “¡Sáquele brillo al piso!”.

Es un domingo poco común. En medio de la algarabía, esta dama de la música fiestera retoma el eje de la cita: a JJ. Lo hace a través del pasillo ‘Tú y yo’. Van a ser las 17:00. Se termina el festival. A esa hora un grupo de rocoleros abre paso a otro evento en el mismo plantel. Se quedan los más fiesteros, otros se van. “Es que mañana es lunes”, justifican.

ALGO MÁS

Concierto
En el marco de los festejos por el Día de la Música Nacional, Lía Salazar, Joe Vicente, Gustavo Enrique, Irma Aráuz, Héctor Jaramillo y otros exponentes locales actúan esta tarde, a partir de las 18:00, en un concierto gratuito que se efectuará en el teatro José de la Cuadra.