El tener su pie derecho enyesado y usar muletas no impidió que Gabriela Esteves, de 36 años, acuda al concierto que Erasure ofreció el sábado en el Centro de Convenciones de Guayaquil. Ella, como muchos, en su mayoría cuarentones, llegó al lugar para revivir cada una de las canciones del grupo británico de tecno pop que escuchó en su época de adolescente.

Y ese viaje por el tiempo empezó a las diez y quince de la noche, cuando aparecieron en el sencillo escenario dos coristas de raza negra que acompañaron a Vince Clarke y Andy Bell, que inmediatamente soltó de su garganta  el primer tema de la velada, Hideaway, del disco Wonderland que lanzaron en 1986.

Tras su interpretación, Andy, quien lució gafas negras, chaqueta de lentejuelas rojas, pantalón negro y zapatos Converse, se dirigió al público con un “Buenas noches. Bienvenidos. Estamos muy felices de estar aquí”, con un    entrecortado español.

Mientras el rubio hacía eso, Vince, que prefirió vestir un terno de color bordó, programaba el siguiente tema , Breath of life, del álbum Chorus. Aquí el vocalista desempolvó algunos de sus descoordinados pasos de baile y sus delicadas volteretas, que provocaron las carcajadas de algunos presentes. Otros, en cambio, trataban de seguirlo.

El recorrido de sus canciones ochenteras y noventeras continúo con Fingers & thumbs y Heavenly action, al que Andy presentó como uno de los temas más antiguos de la carrera del grupo. De hecho aseguró que era mucho más viejo que los presentes. Su comentario causó las risas de quienes se sintieron aludidos.

Para la siguiente melodía, Always, los notas que salían del sintetizador de Vince y la voz de Andy provocaron que los asistentes dejen sus asientos y se sumaran, como si fueran otros coristas del dúo que regresó a Ecuador tras 14 años.

Esa euforia que había  desatado el éxito llevó a Andy a preguntar: “¿Listos?”. Después del sí por respuesta de los presentes, el vocalista se despojó de su chaqueta  para quedarse con una camiseta negra que llevaba la imagen de Mickey Mouse y su novia Minnie.

Hasta ese momento la entrega de Andy en el escenario no era completa. Sin embargo fue con Push me shove me  y  Ship of fools que el artista, de 47 años, demostró que a pesar del paso del tiempo no había olvidado el movimiento contorneado de sus caderas, ni sus deslizamientos al puro estilo de un balletista.

Sus pasos marcados por caminar en puntitas y girar con los brazos abiertos de un extremo a otro se mantuvieron en las interpretaciones de Victim of love, Breathe y Chains of love. Para esta canción la voces de las coristas Valerie y Emma sonaron como la apertura de la melodía.

Andy continúo la interpretación alternando sus acelerados pasos de baile que lo llevaron a perder el equilibrio y caer al piso. Después se levantó como si nada. Algo que sin proponérselo cerró la primera tanda de diez canciones con las que los seguidores de Erasure desempolvaron los  recuerdos que vivieron en su adolescencia.

El dúo, que en octubre próximo lanzará su nuevo  disco Tomorrow´s, world, continuó con otro de sus temas insignes: Sometimes. El músico, ahora calvo, dejó por un momento el sintetizador y empezó a rasguear su guitarra, mientras que de la garganta de su compañero se escuchaban las primeras estrofas.

Para las siguientes canciones Vince volvió a su habitual puesto y programó Drama!, Save me, y Love to hate you, la preferida de Gabriela, que hizo que se levantara de su asiento apoyada por sus muletas y cantara la melodía.

Después de esa interpretación,  para la que el escenario estaba completamente azul, efecto que las 50 luces robóticas lograron, Andy soltó Blue Savannah. Aunque esta tuvo problemas, la pista que lanzó Vince dejó de escucharse,  el público comprobó que en las presentaciones de Erasure los playback no existen. Tras ofrecer disculpas al público, Andy retomó la canción.      

Siguieron con Knocking on your door, Who needs love like that -el primer tema con el debutaron en la música como dúo- y Chorus. Para Oh l’amour las coristas  se ubicaron al extremo de Andy, que realizó pasos robotizados. Fue otro de los clásicos que generó la histeria de los fanáticos. 

Esa locura fue mayor cuando el dúo soltó A little respect, con la cual los asistentes se pararon en sus asientos. Con ese tema, a las once y treinta y cinco de la noche, Erasure amagó su despedida. Sin embargo, regresó con Stop para cerrar su concierto, con el que cientos de presentes revivieron su época de adolescentes.