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El Telégrafo
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En la piel de una mujer de 75 años para filme de terror

En la piel de una mujer de 75 años para filme de terror
03 de agosto de 2013 - 00:00

Eran las diez y media de la mañana del último día de julio y en la redacción de Diario PP El Verdadero. hubo más movimiento de lo acostumbrado. ¿El motivo? unos tacos color camel sonaban ‘clac clac clac...’ en pasillos y escalones de estas dependencias.

Muchos curiosos levantaban la mirada para ver de quién se trataba, mientras desprendían sus dedos de los teclados y dibujaban una pronunciada sonrisa en sus labios.

“¡Es Ruddy Rodríguez!” se escuchó entre los empleados que no dudaron en ponerse de pie y paralizar, por escasos minutos, sus labores y saludar a la reconocida actriz, modelo, cantante, empresaria y ex reina de belleza (Miss Mundo Venezuela en 1985).

Aunque el termino ‘ex’ tal vez está demás ya que esta venezolana no necesita portar una corona para que se le reconozcan sus atributos físicos que la han convertido en una de las mujeres más bellas del espectáculo latinoamericano y que la llevó, por mencionar solo alguno de sus trabajos, a convertirse  en una ‘chica Bond’, en 1987.

Esta vez no visitó el país para promocionar alguna de sus telenovelas o películas, más bien, llegó como empresaria para entrevistarse con sus pares ecuatorianos a fin de introducir en el mercado nacional su línea de cosméticos en la feria Venezuela Exporta que se realizó en el Centro de Convenciones.

En su intensa agenda, la protagonista de ‘Niña Bonita’, ‘El inútil’, ‘La ex’ y otros dramatizados, se dio un tiempo para visitar las instalaciones de este Diario y conocer el proceso de impresión de los diferentes productos que se imprimen en esta casa editorial.  También dialogó sobre sus últimos proyectos y su vida  personal.

GA: ¿Como la ha recibido Guayaquil nuevamente?
¡Muy bien como siempre y me siento en casa! Esta visita ha sido muy positiva porque no he venido como actriz sino como empresaria.

GA: Ahora es más común ver a mujeres empresarias en nuestros países...
La verdad que sí porque tanto en Venezuela como en Ecuador la mujer ahora tiene un sitial importante. Yo soy una humilde empresaria y no represento al gran sector que por años ha manejado todo, pero tengo muchas ganas de aprender y darle pa’lante.

GA: ¿Qué le parecieron las instalaciones de esta empresa?
¡Bellísimas! Son modernas y a través de estas maquinarias se imprimen productos en beneficio de los niños y de los más necesitados. Eso no tiene precio. Además tienen a El Telégrafo que prácticamente es un icono en la prensa de este país, con 129 años. Además me encanta estar aquí porque yo no solo tengo una buena relación con ustedes a través de las telenovelas o con el teatro, sino que también tengo amigos en la Policía Nacional, con quienes he hecho muchas cosas bonitas y estaré siempre dispuesta a ayudarlos.  Poco a poco este país va avanzando y eso me encanta.

GA: Y eso tal vez signifique que poco a poco Ruddy se va deslindando de la televisión...
No, si a mí me alcanza el tiempo. Incluso le acabo de decir a los chicos de Ecuavisa que me gustaría tener unos capítulos en la comedia que están armando. Me encanta el producto ecuatoriano porque antes todo lo compraban a otros países como el mío, México y Brasil, pero  me parece fantástico que Ecuador ahora está haciendo sus propias novelas, series y comedias.

GA: ¿Qué es lo que más recuerda de El Cholito?
David Reinoso es un histriónico que tiene una capacidad actoral tremenda. Recuerdo que la gente cuando nos veían en el Malecón o grabando en Samborondón pensaban que éramos pareja. (risas)

GA: En los últimos años hemos visto a una Ruddy diferente en telenovelas atípicas. ¿Ya no cree en las ‘telenovelas rosa’?
Uno tiene que ir dejando de a poco las telenovelas rosas y avanzar, así como lo hace la industria automotriz y la tecnológica. A la gente ahora le gusta ver otro tipo de telenovelas como la comedia y de hechos reales, pero de manera artística y auténtica como El capo y El cartel de los sapos. Esa tal vez es la realidad de Colombia y no la de Venezuela porque nosotros hemos bajado un poco las producciones, no así a nivel de teatro y cine que ha tenido un auge impresionante.

GA: Ese realismo del que habla es el que se mostrará en ‘Cumbia Ninja’ que se estrenará para todo el Continente a través de Fox...
Siempre digo que hay que cambiar las armas por los valores y la  violencia por el creer en uno mismo; confiar que las cosas se pueden hacer mejor sin necesidad de delinquir. Las cosas se ganan con empeño y esfuerzo. En este caso, acepté Cumbia Ninja porque interpreto a una madre luchadora que fue pandillera y que ahora trata de sacar a sus hijos adelante y los hostiga en todo momento para que no pasen por lo que ella pasó.

Todo lo contrario que en ‘Amor de carnaval’...
¡Uy sí! Ahí era gozona, chichirichera... ex profesora de baile que todo lo resolvía bailando. En Cumbia Ninja tenía que ser como una  verdadera ninja para huir de la violencia y cambiarla por música. Me encanta que los temas sean muy de barrio pero con temas positivos y que le digan a los muchachos: ‘oye, no quiero delinquir ni vender drogas ni ser de la pandilla tal o cual, quiero cambiarlo con música y ser alguien’.

GA: Ya que hablamos de música, ¿piensa en algún momento retomar esa faceta que experimentó cuando grabó un disco?
¡Uy eso fue hace 400 millones de años! (risas). La verdad es que la música no la sigo profesionalmente pero por lo menos entono algo en algún capítulo de una telenovela o tarareo en el teatro. La música debería ser inherente a cualquier artista ya que un artista completo debe saber cantar, actuar, bailar y muchas cosas más. Siempre prefiero los trabajos que tengan algún tipo de peligrosidad o que requiera  algún esfuerzo extra.

GA: Como el que hizo en ‘La casa del fin de los tiempos’ que recientemente se estrenó en Venezuela y es el primer filme de suspenso y terror de ese país...
Llevo siete semanas en Venezuela y estamos invitado a algunos festivales y a otros a los que nosotros nos queremos autoinvitar y que ellos acepten (risas). Estoy feliz porque se han llenado las salas de cine del país con solo 27 copias hasta el momento. Me fascina la respuesta del público a nuestro cine porque la gente decía que Venezuela era un género y de la trama no salíamos pero ahora tenemos más variedad y este filme en particular es de terror y suspenso... algo nuevo.

¿Qué le costó hacer este personaje?
¡Uy! Me costó mi tranquilidad emocional porque soy una persona que tiene mucha paciencia. Me encanta cuando se me acerca el jardinero, el conductor, el presidente de una compañía y no me importa si el público es correísta u opositor, si es chavista o no, porque lo que me importa realmente son los seres humanos y, si le puedo dar alegría a alguien en treinta segundos para una foto siento que estoy en el lugar y en el trabajo más maravilloso.

Contestando tu pregunta, a mí me costó esa tranquilidad porque interpretar a una mujer de 75 años tiene que tener la velocidad y el cansancio de una mujer de esa edad. Digo cansancio porque hay personas que tienen esa edad y aparentan 60, pero este personaje tiene 75 años pero está ‘muerta’ hace rato. Tiene un fastidio y un rencor hacia la vida. Como intérprete quedé agotada porque ya no tenía paciencia con ella y me estaba volviendo como ella.

Tú sabes lo que es aguantar diez horas de maquillaje para recién entrar al set y grabar. Tenía que interpretarla de una manera que sea creíble para mí porque si me la creo, se la cree el público.

Claro, yo no tenía paciencia y mandaba a callar a todo el mundo. Era otra persona. Incluso, la gente en el set hablaba bajito para no molestarme ¡imagínate!  Tenía que estar encorvada y caminar despacio y todo eso... si ella estaba viva como personaje yo también lo estaba como actriz. Pero qué rico que pude hacer este personaje.

RV: ¿Cómo fue ese proceso de maquillaje?
El personaje de Dulce fue agotador y la verdad que me la jugué como actriz y el director se la jugó conmigo. Antes de interpretar a Dulce tuvimos una reunión de mesa con una profesora de actuación porque llegué a Venezuela extremadamente colombiana (se refiere a su acento) y cuando la fui conociendo lo agarré, ya que si a Charlize Theron (‘Monster’) o Brad Pitt (‘El curioso caso de Benjamin Button’) les llegó esa oportunidad, por qué a mí no. Trabajé en la voz, los gestos, los tips nerviosos de una mujer con artrosis y aprendí a fumar a mi edad. Además resulta que esta señora era zurda y yo derecha, así que eso sí me costó.

Fue un reto la verdad, porque me autoprobé como actriz y aprendí mucho. Yo estaba emocionada preguntándome ‘¿Con qué me va a salir esta vieja ahora?’ y después decía ¡Uy, en qué me metí! Valió la pena los dolores de cabeza, la falta de presupuesto y todo. Me maquilló el ganador del Oscar, Alex Mathews, quien estuvo en ‘El secreto de sus ojos’, ‘Poltergeist’, ‘El exorcista’, entre otras. Cuando me vi no me asusté, pero sí me desgasté físicamente. Quedé demacrada y bajé de peso. Ingería solo líquidos e incluso la carne la consumía licuada por la proteína.

RV: Hay actores como Robert De Niro que para ‘Taxi driver’ debió convertirse en taxista. En su caso ¿tomó algún referente para trabajar a su personaje?
Fui a dos asilos de ancianos, pero vi que todos allí o están enfermos o los deterioran más. Eso no me gustó. Agarré mucho de mi papá, que recién cumplió 85 años. Él es una persona que mentalmente está muy bien, pero el cuerpo no le da. Agarré sus gestos, la sentada. Otras cosas las cogí de dos tías mayores de mi profesora de actuación.

BM: La película aborda una historia paranormal, ¿cree en eso o es más bien escéptica?
He visto gente que se va y la veo antes de que parta, pero no me asustan esas energías, no me ha dado curiosidad… yo a lo que tengo miedo es a la maldad de los vivos. Aunque el 80% de las personas es buena, hay un 20% que es malo, por eso apuesto por los valores a través de El camino de la felicidad, la gente debe cuestionarse: ¿qué estás haciendo tú para crear un mejor país?

BM: Sobre este último punto, ¿cuál es la retroalimentación que recibe al ser embajadora de esa fundación?
De parte de Colombia, ver al personal de la Policía o de las Fuerzas Armadas y decir: qué bello, van como con más ánimo a enfrentarse a muchas cosas que no son lo mejor. Cuando entro en un centro penitenciario y veo que la persona que está allí quiere salir y tener una nueva oportunidad de vida recibo una retroalimentación, al igual que lo hago cuando entro a un colegio y veo que los niños quieren hacer actividades para que su institución sea mejor.

BM: ¿Se caracterizó por ser una persona multifacética, desde la actuación hasta los negocios, ¿cómo va lo de los cosméticos?
Ya no importo cosméticos, pero empecé a desarrollar una línea de cuidados de la piel que es 100% venezolana, pero que tiene todas las características de exportación, por eso vine aquí, para ofrecer una pequeña muestra de lo que estoy haciendo como empresaria.

GA: Y ya que hablamos de belleza, ¿cómo ve que el Miss Venezuela ahora será un reality?
No sé si dé para un reality o no, porque no he visto aún el contenido, pero me parece una buena idea. Me gustaría sí que la vida no se convierta en un reality, creo mucho en las telenovelas, series, miniseries, programas de televisión.
Que haya otras alternativas televisivas está bien, siempre y cuando resalte y no destruya. Creo que es importante que los jóvenes que intentan abrirse camino en las artes tengan un espacio y que no pierdan las ganas de seguir.

BM: ¿Ruddy Rodríguez le dice sí o no a las cirugías estéticas?
Le dice un sí entre comillas. Sé que en algún momento me tocará pasar por el quirófano, tengo retardado ese proceso porque hasta ahora no se me ha caído nada (ríe). A lo que sí le digo no rotundamente es a cualquier cirugía entre los 14 y 20 años. Siempre recomiendo que sea después de los 21 porque a esa edad ya se tienen tres dedos de frente, se es mayor de edad y el cuerpo está desarrollado.

BM: ¿Aún está en tratamiento para convertirse en madre en la vida real?
Sigo intentando. Ahora lo dejamos en manos de Dios.

GA: ¿Qué tal es el estar casada con un torero?
Hay que estar capoteando todo el día (ríe). Es duro, pero es su profesión. Es cuestionable, pero tengo que respetar la cultura de otros países, poder comprenderlo sin necesidad de meterme. No soy quién para decirle deja de hacer esto. Culturalmente se lo ha vivido durante tantos años, yo se lo respeto.

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