A Eddie Redmayne le gustan los personajes complejos tanto como a Leonardo DiCaprio. Aquello les permitirá enfrentarse como mejor actor en la próxima entrega del Oscar, el próximo 28 de febrero. La ventaja para el primero de ellos (Londres, 1982) es que ya ganó la estatuilla dorada, y en su primer intento. DiCaprio competirá este año por quinta vez.

Redmayne ganó el galardón el 22 de febrero pasado por interpretar al científico inglés Stephen Hawking en La Teoría del Todo y a las pocas horas ya estaba embarcado en un avión que lo llevó desde Los Ángeles a su ciudad natal para encontrarse con el director Tom Hooper.

Con Hooper se embarcó de inmediato en la creación de su personaje Einar Wegener/ Lili Elbe, el primer hombre público en someterse a una cirugía de reasignación de sexo, para la película La chica danesa.

Redmayne pasó de un científico galardonado y víctima de la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) a un transexual. Son personajes complejos que el actor británico ha asumido con un método cargado de investigación, interacción y de espejo, según él mismo revela durante sus entrevistas recientes.

El proceso empezó con encuentros de miembros de la comunidad transgénero. “Me impresionaron su gentileza y sus ganas de ser completamente transparentes. Todos me dijeron: ‘Pregunta cualquier cosa que se te ocurra”. ¿Y qué preguntó? “Por ejemplo, un amigo siguió con su pareja durante todo el proceso de transición y me hablaron de cómo su vida sexual se vio afectada por el cambio”, refiere el actor, quien recibió y leyó el guión de La chica danesa antes de trabajar en La Teoría del Todo.

La primera persona que introdujo en ese mundo a Redmayne fue Lana Wachowski (Laurence, antes de la operación), directora de la saga Matrix junto con su hermano Andy. “Me explicó la responsabilidad que llevó Lili y cómo fue un ícono para la comunidad transexual”, cuenta el intérprete londinense.

Wachowski también le dejó Conundrum, de Jan Morris, el primero de una serie de libros que leyó basados en el argumento de la película. A partir de ahí, Redmayne añadió sus ideas, sus sentimientos, su lado femenino, que ya explotó en varios roles de mujer en la escuela, así como el de Viola en Twelfth Night, su debut teatral en 2002. (I)