“El que ríe de último ríe mejor”. Así reza un dicho universal que se apega a la obra ‘Pareja abierta’ del dramaturgo y actor italiano Darío Fo, Premio Nobel de Literatura en 1997.

En esta obra se narra la vida de un matrimonio que, aburrido por lo monótono de la relación, decide abrir su intimidad a terceros, trayendo consigo una serie de situaciones jocosas pero que invitan a una autorreflexión sobre la vida en pareja.

De esta manera, los actores Santiago Carpio y Elena Gui, bajo la dirección de la destacada actriz y directora Marina Salvarezza, pusieron en escena esta reconocida pieza teatral en la Casa de la Cultura Ecuatoriana, como parte de la semana en homenaje a José Martínez Queirolo.

La interpretación de estos actores fue convincente e hizo que el público se sumergiera en la intimidad de este pareja haciendo que muchos -incluso- sonrojaran, como si estuvieran identificándose con uno de los planteamientos de la obra.

La propuesta escénica se basa en un diálogo entre una pareja de esposos que tiene un sinnúmero de problemas. Antonia (Elena Gui) ha intentado quitarse la vida un par de veces, cansada de las constantes aventuras amorosas de su cínico esposo, Pío Antonini (Santiago Carpio).

Precisamente en uno de esos lamentables sucesos es donde empieza la obra, cuando Pío Antonini le pide a su esposa que “deje el drama de siempre” y salga de su encierro en el baño en donde supuestamente se va a quitar la vida, esto como un grito desesperado en su afán de que él la tomara en cuenta.

La jocosidad de los diálogos roban risas y sonrisas a los espectadores desde el primer momento en que la luz frontal del escenario hace un primer plano al preocupado esposo, al otro lado de la puerta.

Para que las personas entendieran los conceptos y despejar cualquier duda. Al otro estreno, como si fuese un ‘flashback’ de las películas de Woody Allen, aparece en un primer plano la desdichada mujer explicando la situación de su matrimonio.

La obra se basa en un diálogo entre dos actores y durante la discusión se dirigen al público para explicarles situaciones pasadas, que ellos mismos recrean sin necesidad de terceras personas.

La propuesta de Salvarezza continúa con la amenaza de Pío Antonini en irse de la casa si ella continúa con sus dramas.

Antonia le recrimina que siempre busca cualquier excusa para salir de parranda y cobijarse en otras sábanas, mientras que él señala su desatención a la influencia que ejercen sus amigas convencionales.

En medio de una calurosa discusión llegó una propuesta inesperada. Pío propuso que fueran como las parejas modernas que buscan a terceras personas para salir de la rutina.

Al principio, Antonia se negó a la escandalosa propuesta, pero fue su propio hijo (interpretado por Santiago en un par de minutos) quien la convenció que aceptara la solicitud de su padre.
-Ay mamá, tienes que ser ‘Open Mind’ y Vive para ti misma y no para los demás-  
Fue así como Antonia se lanzó al ruedo y fue su propio marido quien le dio consejos para que pudiese “ligar”.

Ella cambió de look por completo y se animó a ir a un club con un amigo, pero este le resultó “más triste y deprimente que un árbitro el lunes por la mañana”.

Mientras tanto, Pío Antonini disfrutaba de su libertad y llegaba a la casa para contarle sus aventuras amorosas a su propia esposa, según él, porque ella mismo se lo preguntaba en plan masoquista.

Como dice Antonio, “para que una pareja abierta funcione tiene que abrirse solo el camino para el hombre, porque cuando se abre para la mujer hay problemas...”

Antonio recibió un fuerte golpe cuando se enteró que la mujer con quien había decidido vivir para siempre estaba saliendo con un científico y casi Premio Nobel.

Pío cada vez que escuchaba lo “buen partido” que era aquel catedrático para su mujer, comenzaba a perder el aire y la tranquilidad, más aún cuando supo que entre ellos ya hubo más allá de una simple salida a cenar.

Enfermo de los celos intentó quitarle la vida a su mujer ahorcándola con una bufanda. Luego se disculpó y le exigió conocer a su amante. Ella se negó y este hizo exactamente lo que hacía su esposa cuando se enteraba de sus aventuras. Se encerró en el baño y amenazó con quitarse la vida en la bañera electrocutándose con un secador de cabello.

Ella confesó que todo fue un invento y cuando él estaba a punto de creerle, tocaron a la puerta. Era  el misterioso amante. Él se encerró en el baño y se escuchó una fuerte explosión.