Durante los últimos años Charly García ha sufrido algunos quebrantos en su salud, que generaron suspensiones de algunos de sus conciertos e incluso en uno de ellos se desmayó sobre el piano, como consecuencia de los excesos que ha vivido durante más de 40 años de carrera.

Pese a todo eso el ‘genio bicolor’ ha salido airoso y ayer cumplió 63 años de edad, en medio de conciertos y homenajes de sus colegas, en especial de Fito Páez, quien le dedica su más reciente disco ‘Rock and roll and revolution’.

Y es que se podría decir que Charly ha sido como una especie de padrino musical para Fito.

El rosarino tocó el teclado en la primera banda de apoyo del ‘bicolor’ cuando inició su carrera como solista después de liderar Sui Géneris, Porsuigieco, La máquina de hacer pájaros y Serú Girán.

García recibió un homenaje la noche del miércoles pasado en el barrio bonaerense de Palermo. Más de 30 mil personas se dieron cita en el Movistar Free Music para ver tocar a Páez, Massacre, Virus, Indios y otros grupos argentinos.

Charly García es considerado como una influencia en cuanto al rock sudamericano. Yen Ecuador no es la excepción.

Juan Carlos Vergara, solista, y Juan Carlos Coronel, líder de Naranja Lázaro, son dos músicos guayaquileños que se sienten identificados con el ‘bicolor’ y lo exponen en sus propuestas. Yhay más músicos en el país que tienen a García como referente.

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Vergara, quien además de tocar sus propias canciones ha ofrecido conciertos de tributo a García, recuerda que tuvo la oportunidad de grabar -sin proponérselo- un concierto de su músico latino favorito.

“El 13 de marzo de 2002 es una fecha que nunca olvidaré. Aquel día acudí al penúltimo concierto de Charly (García) en Ecuador. Lo inolvidable para mí fue filmar el show para él. Fui al Ágora de la Casa de la Cultura con una cámara casera al concierto. Temía que me la decomisaran. Yclaro, recurrí a la viveza criolla y convencí a los policías que estaban junto a la puerta de ingreso”, rememoró Vergara.

“Les dije que necesitaba entrar con la cámara para realizar una cobertura para el canal en que trabajaba. Así que presenté mi credencial y pasé. Llegué a la primera fila con mi cámara, mientras algunos me miraban con mala cara. De repente, apareció Santiago. No recuerdo su apellido, pero él formaba parte del ‘staff ’ que vino con Charly en aquella ocasión. Me dijo: “Eh pibe, ¿querés filmar para Charly?” Me situó a unos tres metros de Charly. El sonido que le habían puesto era pésimo. Como no le arreglaron el sonido sacó un teclado portátil que tenía y se sentó al borde del escenario. Allí cantó ‘De mí.’ Yo apenas estaba a un metro de él”, añadió el bajista.

“Charly desapareció del escenario dos veces. Ahí Santiago me pidió que lo siguiera al camerino con el pase de ‘staff ’ que él me había dado. Charly estaba sentado al fondo del camerino como un contorsionista. Santiago me lo presentó y Charly me preguntó: “¿Tenés cómo reproducirlo?”. Le dije que sí y acordé llevarle un cassette de VHS al hotel Sheraton donde se hospedó. Y fui. Santiago me dijo que iban a salir a una discoteca. Me llevaron para que filmara a Charly. Ahí tocó por placer, nadie se lo pidió, solo lo hizo”, refirió Vergara.

La última vez que Charly García estuvo en Ecuador fue en noviembre de 2009. En diciembre de siete años antes había sido apresado por los escándalos que provocó en un concierto compartido con Fito Páez y el recientemente fallecido Gustavo Cerati.

En aquella visita de noviembre del 2009, Charly llegó renovado luego de 15 meses de rehabilitación por sus adicciones a las drogas y el alcohol. Permaneció en el país durante una semana. Primero tocó en Quito, el sábado 21 de ese mes, incluso se dio tiempo para ver un partido de fútbol del Deportivo Quito en el estadio Olímpico Atahualpa y el martes 24 llegó a Guayaquil. Su concierto estaba previsto para el jueves en el estadio Alberto Spencer.

Charly visitó una trattoría, observó cómo sus músicos y ‘staff’ técnico  jugaban fútbol en la Academia Alfaro Moreno.

Incluso el ‘bicolor’ apareció en el bar Diva Nicotina como ‘after party’ tras su concierto de aquel jueves. Ese día, en Diva, tocó ‘Confesiones de invierno’, en un piano que estaba de espaldas al público.