Nuestras celebraciones de fin de año son una parte de lo que nos identifica como nación y como una diversidad donde se perfilan los mejores valores y talentos de nuestro pueblo.

Por eso es grato y reconfortante para quienes nos visitan comprobar que de un pueblo a otro hay múltiples formas de despedir el año, de hacer de esta fecha un momento de encuentro, regocijo, un festejo sano y colectivo. En general, lo hacemos en paz y con mucha alegría, a pesar de que no falten los problemas, como aquellos de seguridad a causa del uso de explosivos, lo cual conlleva responsabilidades colectivas para evitar que se susciten hechos que lamentar.

Gracias al esfuerzo mancomunado terminamos el 2015 sin grandes tragedias. Aunque se advirtió sobre la posibilidad de una erupción del volcán Cotopaxi y un fenómeno El Niño severo, al final nos preparamos para afrontarlos y se reveló la capacidad colectiva e institucional.

Por todo ello será merecido celebrar con ese espíritu de alegría y confraternidad que nos caracteriza. (O)