Las experiencias de EE.UU., Colombia y Gran Bretaña han sido ampliamente estudiadas. En algunos trabajos de ciertos científicos sociales hay una tesis común: el votante no siempre dice la verdad a la hora de ser consultado por el candidato o tema de su preferencia.

Claro, el sondeo de opinión solo es una aproximación al sentimiento político del electorado. De ahí que las disputas (muy políticas) entre ciertos candidatos y/o partidos y alguna encuestadora dejan lugar a la reflexión sobre el rol efectivo de estas empresas en el proceso electoral que vivimos en estos días.

La normativa del Consejo Nacional Electoral para las encuestas, aunque oportuna, es insuficiente si se mira esa disputa política en donde prevalecen (y por tanto revelan) las intenciones de aquellos encuestadores para con el electorado al que dicen servir.

En la práctica, es todo lo contrario: esas empresas atienden con prontitud a sus clientes para satisfacer sus demandas y crear un escenario a su favor. Por ahora, antes del cierre de las encuestas, hay mucha desconfianza y hasta sospechas. Esa es la verdad. (O)