La denuncia es grave, en la misma proporción de la causa que lo genera: provocar incendios de esa magnitud, además de un atentado, parecería que esconde objetivos políticos siniestros. En varias ocasiones, fuerzas oscuras -dentro de una lógica “estrategia” política- han actuado para crear zozobra e incertidumbre.
Con ello esperan reducir el prestigio o credibilidad de las autoridades de turno. Por lo visto (y si se comprueba que fueron incendios provocados de la forma que se han denunciado) no cabe duda de que la ciudadanía y las autoridades deben actuar de inmediato.
No hay cómo ceder un centímetro, no solo por la naturaleza y los impactos a ella, sino porque eso abriría la posibilidad de que se vuelva a actuar en otros ámbitos con la misma malicia y los propósitos más protervos.