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Apenas se instalaron en sus curules ya hicieron el anuncio: la nueva mayoría legislativa, en seis meses, destituiría a Nicolás Maduro. ¿Sobre esa posibilidad dirán algo los intelectuales, periodistas y políticos ecuatorianos que firmaron un remitido pidiendo a Rafael Correa pronunciarse por el ‘retorno a la democracia’ en Venezuela? ¿En qué cabeza cabe que nuestra ‘intelectualidad’ haga esos pedidos y no diga nada sobre lo que pasa en Argentina donde se nombran jueces y reforman leyes vía decreto? ¿Allá sí hay democracia?
Pero las intenciones de la oposición derechista venezolana han quedado al desnudo: primero intentó con un golpe de Estado, luego ejerció la peor de las violencias en las calles de Caracas (alrededor de 40 ciudadanos que apoyaban a Maduro fueron asesinados) y ahora, ‘vía constitucional’, quiere dejar de lado el pronunciamiento popular que escogió un modelo y un proyecto político inaugurado por Hugo Chávez Frías. Y nadie dude que lo hará bajo maniobras, leguleyadas y cualquier otra herramienta, que contará con el apoyo del aparato mediático global y ‘líderes políticos’. (O)