No hay una fecha precisa sobre la masiva llegada de europeos y estadounidenses a algunas ciudades de Ecuador, pero se calcula que muchos jubilados, desde los inicios del actual siglo, se instalaron en Cotacachi, provincia de Imbabura, en Cuenca y en otras ciudades para pasar sus últimos años de vida. El clima de Ecuador es uno de los factores expresados por los extranjeros como para elegir vivir en el país; y también la ventaja de una economía dolarizada que evita sobresaltos en las finanzas.

Los diarios públicos -El Tiempo y EL TELÉGRAFO- presentaron en días anteriores un reportaje que muestra el grado de compromiso y solidaridad de algunos estadounidenses residentes en Cuenca. Son pocos, pero trabajan incansablemente para dar almuerzos sin ningún costo a por lo menos 150 venezolanos que viven en situación de indigencia. Un plato de sopa caliente al mediodía en una ciudad como Cuenca, que ha soportado uno de los inviernos más fríos de estos últimos años, se ha convertido en una importante ayuda para los inmigrantes que han llegado a las ciudades del Austro.

 Por ejemplo, las sopas, generalmente de verduras, las sirven en la iglesia San Francisco y pese a que muchos alimentos son donaciones, el costo mensual es de $ 2.500. También preparan arroz, reparten el pan y alguna fruta para que los venezolanos coman y compartan los alimentos con sus hijos. Los inmigrantes narraron todas las peripecias vividas desde que salieron de su país con rumbo incierto; y reconocen el trabajo solidario de los estadounidenses que también ayudan a otros indigentes en las calles de Cuenca.

Este programa de alimentación solidaria se denomina “Cuenca soup kitchen”, porque los organizadores creen que la sopa caliente es un alimento que llena de energía a quienes se la sirven, y también porque para muchos es el único alimento que reciben en todo el día, ya que no encuentran trabajo. En medio de una crisis que continúa expulsando a venezolanos de su país, manos solidarias se unen para ayudar y dar esperanzas a los necesitados. (O)