España aspira mañana a cambiar su futuro. No son las primeras elecciones que viva este país ibérico, pero sin duda son las más importantes desde el fin de la dictadura de Francisco Franco.

Pero la importancia no viene marcada por algún hecho político, sino más bien por la peor crisis económica de su historia. Durante esta última semana los mercados han castigado sin contemplación a esta economía europea.

La prima de riesgo de la deuda soberana de España está por las nubes y ayer, por primera vez desde el inicio de la crisis del euro, el interés que debe pagar el Gobierno español para adquirir dinero fresco es superior al de Italia.

Bien decían los analistas que luego de Grecia vendría Italia y, en un tercer momento, España. Todo parece indicar que ganará Mariano Rajoy, delfín político de José María Aznar, el cómplice de Bush en la invasión a Irak y enemigo declarado de los gobiernos latinoamericanos de izquierda.

Por eso la región mira con especial atención a España. A su crisis económica se suma su probable viraje hacia la derecha, con todo lo que conlleva eso en el país donde reside una de las mayores colonias ecuatorianas en el exterior, después de la de Estados Unidos.

Si Rajoy gana, los recortes serán casi inmediatos y no habrá rubro que se salve. La pregunta será: ¿servirá este sacrificio, o más bien hundirá más a la economía española? El futuro tiene la respuesta y en los españoles está la decisión.

La crisis del euro asusta a todo el mundo y, aunque Latinoamérica ha sorteado hasta ahora cualquier efecto, esta situación no permanecerá así por siempre, más aún si las turbulencias se extienden a Estados Unidos.

Prevenir nunca está de más. El Gobierno ha tomado medidas económicas para enfrentar los coletazos de la crisis del euro, pero desde un punto de vista social, ¿ocurrirá un retorno masivo de ecuatorianos procedentes  de España?

Varios dirigentes políticos ya han aclarado que esta es la mayor crisis que vive Europa desde la II Guerra Mundial y también la expresión de la incapacidad del capitalismo para asumirla.