Los militantes de Sociedad Patriótica no salen de su activismo usando el nombre y hasta a ciertos miembros del servicio pasivo de las Fuerzas Armadas. Si algún cambio efectivo se verificó en el país es la muy sostenida estabilidad en el desarrollo institucional de una entidad estatal como es la fuerza pública. Y eso no ocurrió solo por la tarea de los mismos militares, sino por una política pública y un apoyo irrestricto, con recursos y con decisiones políticas, desde el Gobierno central. No cabe duda de que, como nunca antes, las Fuerzas Armadas han logrado avances en su desarrollo institucional. Pero no es menos cierto que los actores políticos, vinculados a los grupos de militares en servicio pasivo, insisten en un modo de perturbar para fines de estricto sentido proselitista. Si quieren con ello ganar votos y adeptos, que digan de una vez qué quieren para mejorar lo ya alcanzado para los militares, de qué modo desean tener instituciones sólidas sin acudir al clientelismo, cómo harán para consolidar los objetivos alcanzados sin convertirlos en privilegio particular de nadie ni en perjuicio de las grandes mayorías. (O)