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El informe publicado ayer y hoy por este diario solo deja una lección: los hermanos Isaías no contemplan para nada responsabilidades públicas, éticas y judiciales con quienes les otorgaron su confianza, ellos solo confían en el capital, el dinero y la ganancia.
Y no importa dónde lo hagan. No se trata solo de un asunto financiero o jurídico. Ellos forjaron una de las más grandes crisis por la forma en que manejaron el banco. Las autoridades de entonces lo saben y tampoco asumieron sus responsabilidades con ellos.
De aquello tampoco escapan las de EE.UU. Hay una deuda histórica de los hermanos Isaías y, mientras no la paguen, la herida que ellos abrieron por el solo afán de lucro seguirá abierta.
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