Ecuador, 25 de Abril de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo

A nombre de la ciudadanía y la ecología...

22 de septiembre de 2013 - 00:00

Lo sueltan en  la prensa y en las redes sociales: “Ahora no se gobierna con ni para la ciudadanía”. ¿Por qué? Porque se asumen la representación última de la ciudadanía. Lo mismo dicen de la ecología. Incluso, dicen que con que un ciudadano esté en contra, la autoridad no puede tomar ninguna decisión.

Entonces, entramos en ese sofisma travestido de que la representación no está legitimada por una delegación nacida de un proceso democrático, sino de la autorrepresentación, desde la individualidad como símbolo de la colectividad absoluta.

No cabe una discusión numérica. Ni los que se dicen la representación absoluta de la ciudadanía y de la ecología, por minoría que sean, pueden decidir por el resto, como tampoco una amplia mayoría podría afectar a un grupo, individuo o colectividad concreta por más “razones” de peso que tenga.

Lo de fondo es otra cosa: la ciudadanía es un conjunto complejo de expresiones, necesidades, propuestas, sensibilidad, deseos y también de acciones. Conjugar todo ello forma parte del análisis político. Sin embargo, la ciudadanía no es un uno elevado a la n potencia. Es un entramado complicado. Por eso existe la política: para dar sentido a ese conjunto de individualidades, sobre la base de  una promesa y una ilusión, con base en una realidad que posiblemente no satisface a todos.

La mayor y mejor hoja de ruta colectiva es una Constitución. Alrededor de ella se gestan todos los procesos ciudadanos, mucho más si ese texto es un acuerdo colectivo consagrado en las urnas. Y también esa carta funciona mucho mejor si hay participación en la toma de decisiones y en la rendición de cuentas, a todo nivel y en todos los espacios.

Además, esa ciudadanía, con deberes y responsabilidades, actúa y participa votando en las urnas por un proyecto político y unas personas concretas. Si los votos le favorecen  a ese proyecto político, la ciudadanía delega la autoridad y las tareas.  De ahí que autoproclamarse ciudadanía, desde su individualidad, revela una carencia de sentido político y responsabilidad pública con lo que se dice y hace.

Ahora que está en auge la reflexión de la ecología y el medio ambiente, esos ciudadanos que se autoconceden la representación del resto se han quedado cortos en la discusión, precisamente por  hablar desde sus ombligos y no mirar el conjunto de problemas de la naturaleza, donde hay ciudadanos también con carencias, afectados por la contaminación (de Chevron, por ejemplo) que piden una solución radical a su existencia en este medio ambiente y en esta época concreta.

Para estar siempre al día con lo último en noticias, suscríbete a nuestro Canal de WhatsApp.

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media