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Papa dedicó el Viernes Santo a los refugiados

Papa dedicó el Viernes Santo a los refugiados
26 de marzo de 2016 - 00:00 - Redacción y Agencia AFP

El papa Francisco llegó al Coliseo de Roma para presidir el tradicional Vía Crucis nocturno que conmemora el calvario de Cristo antes de la crucifixión y que este año estuvo dedicado al drama de los refugiados en Europa.

Este vez el sugestivo recorrido alrededor del monumento romano se celebra en un clima particular, marcado por las fuertes medidas de seguridad adoptadas desde los atentados de noviembre en París y mantenidas tras los ataques el martes en Bruselas que costaron la vida a 31 personas.  

Toda la zona estuvo vigilada por patrullas de la policía y el ejército, además de cuerpos especiales de inteligencia, medidas que regirán durante todo el Año Santo, iniciado el pasado 8 de diciembre y que suelen ser reforzadas para los eventos con participación de miles de personas.

Este año, el papa Francisco pidió al cardenal italiano Gualtiero Bassetti, entre los purpurados más cercanos al pontífice, la redacción de las meditaciones que tradicionalmente se leen en cada una de las 14 estaciones del calvario padecido por Cristo.


El texto, divulgado el lunes por el Vaticano, aborda la situación de los refugiados por las guerras, de los desplazados y perseguidos.

“¿Cómo no ver el rostro del Señor en aquellos de los prófugos, refugiados, desplazados, que huyen desesperados del horror de la guerra, las persecuciones, las dictaduras?”, se interroga Bassetti.

En cada estación del Vía Crucis se abordó un tema específico que preocupa al mundo, mientras que la cruz estuvo cargada por fieles de numerosas nacionalidades, entre ellos latinoamericanos de Paraguay, Ecuador, Bolivia y México, los países que el Papa visitó en 2015.

La cruz en las últimas estaciones fue llevada por los sirios Haddad Rana y Yousef Saghir y los hermanos franciscanos de Tierra Santa, en representación de regiones azotadas por los conflictos.

Mientras que miles de peregrinos del mundo entero y palestinos cristianos acudieron a Jerusalén para seguir el camino de Jesús.

La policía israelí se apostó en las estrechas callejuelas entrelazadas de la Ciudad Vieja, situada en la parte palestina de Jerusalén.

Los territorios palestinos, Jerusalén e Israel son escenario desde octubre de una ola de violencia que enfrenta a palestinos y fuerzas israelíes y que ha dejado más de 200 muertos.

Pasando entre las barreras dispuestas por la policía, los peregrinos extranjeros acarreaban grandes cruces de madera, al tiempo que rezaban y cantaban. Los palestinos cristianos pertenecen a Iglesias orientales que celebran Semana Santa este año el 1 de mayo.  

“Es magnífico estar aquí con toda esta gente venida del mundo entero para marchar juntos en paz”, manifestó Carl-Leo von Honenthal, protestante de 31 años y de nacionalidad alemana. (I)  

Cuarenta actores escenificaron la Pasión y Muerte de Cristo en la parroquia Turi

Por quinto año consecutivo Marco Pintado cargó una cruz de madera en un tramo de 1.5 kilómetros, cuesta arriba, en el sector de Turi en Cuenca.

Pintado, al igual que su padre y abuelo, Manuel y Jorge Pintado, hizo la promesa de llevar la cruz cada Viernes Santo por todos los “favores recibidos por Dios”. “Es una devoción de la familia y una promesa que hemos hecho; así cumplió mi padre hasta su muerte”, dijo el hombre que mostraba el cansancio mientras subía la pendiente.

El intenso sol de ayer requirió de más esfuerzo.

Alrededor de 40 actores escenificaron la Pasión y Muerte de Cristo. El trayecto estuvo marcado por la presencia de cientos de personas que miraron y  participaron en esta procesión que ya lleva más de 25 años y  que es organizada por los habitantes de La Calera, perteneciente a la parroquia Turi, en las afueras de Cuenca.  

“Más allá de ser una tradición, nosotros queremos que la fe no se pierda y que conservemos también en nuestros corazones la religiosidad que ha marcado a los cuencanos”, dijo Marco Quito, que estaba vestido como soldado romano. Él cuidaba que nadie interrumpiera la procesión o que molestaran a los actores.

La ceremonia comenzó en el sector de los Tres Puentes, cerca al río Tarqui y Yanuncay y desde allí fueron hasta la parroquia Turi, donde les esperaban cientos de personas para también escenificar el juicio y la muerte de Cristo en la cruz.

El cansancio de los actores era evidente en cada paso que daban, pero nunca se dieron por vencidos, pese al calor de la mañana.

Fernando Tene llevaba un bombo y daba instrucciones a los actores para que todo saliera correctamente. “Hemos practicado por varias semanas para que las personas sientan lo que en verdad sufrió nuestro Señor en la cruz”.

La procesión tuvo presencia de turistas nacionales, pero también extranjeros que llegaron al sitio y vieron el montaje que habían realizado los habitantes de La Calera.

“Estas tradiciones se deben mantener porque Cuenca ha sido una ciudad netamente religiosa”, dijo Martha Cáceres, quien llegó desde el sector de la 9 de Octubre para ser parte de la procesión.

Para la noche estaba previsto un Vía Crucis con la participación de al menos 2 mil personas por las calles del centro histórico de Cuenca.

Según la presidenta del Comité Permanente de Festejos, Ruth Caldas, la procesión se ha convertido también en un atractivo para los turistas.

La misma estaba prevista que comience a las 19:00 en la Catedral de la Inmaculada, recorra la calle Sucre hasta la avenida Huayna Cápac,  tome la calle Bolívar y de allí nuevamente vaya hacia la Catedral, en un tramo de 14 cuadras. El año anterior llegaron, según los organizadores, más de 2.500 personas que acompañaron la procesión que terminó también en la catedral. (I)

Por primera vez el Señor del Terremoto lideró la romería más grande de Ambato

Una de las imágenes religiosas más veneradas y conocidas en Tungurahua encabezó la peregrinación de Viernes Santo en Ambato. La efigie del Señor del Terremoto, patrono de Patate, llegó desde ese cantón la madrugada de ayer a la Catedral de la capital tungurahuense, donde la esperaban miles de feligreses listos para participar de la romería más grande de Semana Santa en esa ciudad.

Juan Salinas, ambateño de 60 años, fue uno de ellos. Él llegó junto a sus cuatro hijos y esposa para acompañar al santo durante el recorrido que año tras año inicia en la Catedral y finaliza en la Iglesia de los Padres Josefinos, al sur de la urbe.

“Si bien la peregrinación siempre ha sido multitudinaria, después del terremoto de  1949 tomó fuerza. Por primera vez el Señor del Terremoto es el protagonista principal de esta romería que recorre al menos 5 kilómetros y dura una hora”, señaló. Antes de la partida, en la basílica se realizó un breve servicio religioso en honor al santo al que los feligreses demostraron su fe y su devoción. Las más de tres mil personas que ayer se congregaron en las puertas del templo encendieron velas antes de la salida de la imagen.

“El Señor del Terremoto es muy milagroso. Hay devotos que en Semana Santa vienen del exterior a fin de agradecerle favores, bendiciones y uno que otro milagrito”, contó Lorena Bastidas, oriunda de Patate.

Varios grupos católicos de ese cantón encabezaron la caminata, cuyo recorrido fue custodiado por elementos de la Policía Nacional y agentes civiles de tránsito.

La multitud caminó una cuadra desde la Catedral hasta la esquina de las calles Bolívar y Mera, por la cual siguieron hasta llegar al puente del barrio Urdaneta e iniciar el recorrido a cuestas.

Oraciones, cánticos y llantos se escuchaban mientras la pesada efigie, sentada en un trono grande y elaborada en madera, dirigía el Vía Crucis. Por esta razón no se realizó la tradicional ruta, que asciende a la parte alta de la ciudad por las gradas de la avenida 13 de abril.

“La imagen del Cristo del Consuelo, protagonista del Vía Crucis ambateño, es de tamaño real y es significativamente menos pesada que la del patrono de Patate. Por ello las autoridades eclesiásticas y devotos han creído conveniente ascender hacia el templo de los Padres Josefinos por las calles Mera, Urdaneta, Curva Brava, Quiz Quiz, entre otras”, dijo Lorenzo Manobanda, de la Diócesis de Ambato.

Los caminantes y la efigie realizaron las 14 paradas del Vía Crucis, en las que los hijos de los asistentes aprovechaban para acercarse al Señor del Terremoto para tocar una de sus extremidades inferiores.

“Existe la creencia de que si una persona toca el pie derecho del santo, será sana de sus dolencias, logrará pagar sus deudas, conseguirá trabajo y muchos otros milagros”, aseguró Carlos Pérez.

Tras una hora y 15 minutos, los romeriantes llegaron a la Iglesia de los Padres Josefinos donde se realizó la Misa de Viernes Santo. (I)

Actos de fe incluyeron caminar descalzos, con cadenas en los pies y azotes con ortiga 

Cucuruchos y verónicas y vestidos con túnicas moradas abrieron la Procesión de Jesús del Gran Poder, la cual recorrió las calles del Centro Histórico de Quito.

Algunos de esos tradicionales personajes caminaron descalzos con cadenas en los pies, mientras entonaban cánticos cristianos. Otros se azotaban con ortiga o transitaban envueltos en alambre de púas.

En medio de la peregrinación, personas que representaban a Jesús, vestidas con túnicas blancas y coronas de espinas, caminaban cargando pesadas cruces que en ocasiones las obligaban a detenerse para descansar y recuperar fuerzas.  

Desde tempranas horas, los feligreses se reunieron en el colegio franciscano San Andrés, ubicado en el centro de la capital, para prepararse. Allí, los voluntarios, que participaron como cucuruchos y verónicas, se alistaron desde las 07:00.  

Eduardo Tabango, de 71 años, contó que desde hace 51 participa en la procesión representando a Jesús. Aseguró que el Vía Crucis tiene por objeto hacer que los cristianos reflexionen sobre cómo deben llevar sus vidas. Sus hermanos Alfredo (73) y Víctor (63), vestidos de soldados romanos, participan en la procesión desde hace 42 años. Para ellos asistir a este acto de fe se ha convertido en una tradición familiar.

Según el padre Jorge González, rector de la institución educativa, las inscripciones para ser cucuruchos y verónicas iniciaron el 10 de febrero pasado. Se apuntaron 1.500 voluntarios.

Previo a la procesión, los participantes tuvieron que asistir todos los sábados de cuaresma a charlas espirituales y a convivencias los lunes, martes y miércoles.

González aseguró que la procesión, una tradición que cumple 55 años, busca que los feligreses cambien su vida.

Mientras estos personajes se alistaban, al interior de la iglesia de San Francisco varios creyentes entregaban ramos de flores a los voluntarios encargados de adornar las imágenes de San Juan, la Virgen de los Dolores y Jesús del Gran Poder.

Jaime Beltrán (58 años), desde hace 39 años es voluntario en la iglesia. A las 06:30 empezó a arreglar las andas. Este año colaboraron aproximadamente 70 personas.

Explicó que las andas, de hierro recubierto de cobre repujado, están montadas sobre un chasis de carro que data del año 1987.   

Alrededor de las 10:15 aparecieron los primeros cucuruchos en las puertas de la iglesia San Francisco. Algunos de ellos llevaban imágenes de Jesús y algunas fotos de sus familiares. Varias bandas los acompañaron en el recorrido entonando cánticos de alabanza. Las verónicas caminaron después de los cucuruchos.

Pasadas las 11:00 salió la imagen de San Juan escoltada por jóvenes estudiantes del colegio San Andrés. Minutos después apareció la anda que llevaba a la Virgen de los Dolores y cerca de las 12:00 salió la imagen de Jesús del Gran Poder.  

Después de leer la sentencia, las 2 últimas imágenes se abrieron paso en medio de la multitud que aplaudía y lanzaba pétalos de rosas, mientras intentaba acercarse para tocar a las imágenes. (I)

En procesión Cristo del Consuelo hubo nostalgia por el cambio de ruta en 2017

Con los dedos manchados de cera caliente caminaba la feligresía en devoción de una quincuagenaria imagen de madera. Se trata de la procesión del Cristo del Consuelo, considerada la más multitudinaria del país. Los milagros concedidos no son pocos, a juicio de los fervientes, por eso la gente acude masivamente a este sector de Guayaquil.

La fama de este Jesús, que reposa en lo alto de la iglesia en el sector del Cristo del Consuelo, se explica por los testimonios que se encuentran al paso.

Uno de ellos es el de Ubita Quinde. Su fe la hizo levantarse en la madrugada para participar en la vigilia, a las 04:30, y ya en la mañana seguir la procesión. Es un ritual que cumple desde hace  20 año.

“A mí me desahuciaron por un cáncer de garganta, ya no tenía solución, y gracias al Señor aquí estoy”, cuenta con orgullo esta señora. Ella llevaba dos velas para que sus hijos dejaran el alcoholismo.

Allí también estaba Ángela Borbor, de 40 años de edad. Caminaba descalza a manera  de penitencia y con una llama andante para que su esposo se curara de la insuficiencia renal.

El cuerpo bomberil lanzó chorros de agua, que algunos esquivaron para proteger su vela. Ayer el puerto principal estuvo despejado, pero el calor no fue tan intenso como en días anteriores.

Además de los devotos que van cada año, hubo quienes fueron a este encuentro por primera vez.

Ese fue el caso de Antonio Ramírez, pues “mi mamá (Hilda Piguave) está en coma ahorita, le dio un derrame,  vengo a pedir para que Cristo me la levante”, expresó con una foto en alto.     Darwin Bravo, de 42 años, en cambio vino “porque me gusta caminar y darle tiempo a Diosito para que ayude a mi familia, vele por mi trabajo y cure mi diabetes”.

Pero la del Cristo del Consuelo no fue la única procesión que vivió Guayaquil en el Viernes Santo. Otras caminatas se organizaron en el centro y norte de la ciudad.    

El personal de la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) cerró calles para controlar el flujo vehicular y permitir el libre desplazamiento de los fieles hacia las iglesias.

Por ejemplo, los alrededores de la iglesia del Cristo del Consuelo, en las calles Lizardo García y Calle A, estuvieron copados de vehículos estacionados.

Los fieles iniciaron su viaje desde antes de las 05:00 para llegar puntuales a la marcha, que se inició pasadas las 07:00. Este año tuvo un aire de nostalgia porque  los organizadores anunciaron que en la  Semana Santa de 2017 la ruta será diferente.

En el norte, en las parroquias de la Alborada, Czestochowa, San Alberto Magno y Mapasingue, con cánticos se realizó la oración entre estaciones del Vía Crucis.  

De igual manera, con una gigante imagen del Cristo crucificado, habitantes de la Trinitaria revivieron la pasión de Cristo.

En la tarde  se realizó las procesión en la parroquia Stella Maris, en el Guasmo. (I)

Un accidente dio inicio a la tradición  de la caminata entre Jipijapa y Sancán

Al filo de la carretera, vestido con pantalón de tela, camisa y gorra, Gilberto Pinargote trotaba de regreso a Jipijapa. A sus 73 años su ritmo era lento, pero no desmayaba, avanzaba a paso firme.

Es una tradición que mantiene desde hace 39 años, cuando inició la procesión hasta la comuna Sancán. La peregrinación inició en 1977, cuando Judith Iza construyó una capilla en la localidad, en agradecimiento por haberse salvado en un accidente el año anterior, cuando se dirigía con su familia desde Guayaquil a Manta en un Viernes Santo.

Desde aquel año, fieles de Jipijapa caminan hasta Sancán como penitencia por sus pecados y agradecimiento a Dios por las bendiciones.

Don Gilberto salió ayer a las 07:00 desde el parque central del cantón con más de 2 mil personas rumbo a Sancán, localidad conocida por sus tortillas de maíz. Tras llegar a la capilla construida por la señora Iza, rezó una plegaria y empezó su retorno, 8 kilómetros trotando. La parte más dura fue después de la gasolinera, cuando el camino era cuesta arriba.

“Soy el más viejo de los que trotan, pero lo hago con entrega y amor a Dios. Todavía lo puedo hacer porque yo no tomo ni fumo, me mantengo en buena forma, saludable”, comentó.

Mientras Gilberto avanzaba de regreso, José Delgado iba de ida. Él salió a las 08:00 desde Jipijapa con su esposa, Cecilia Chóez.

Llevaba en sus manos un Cristo en la cruz. Por 20 años esta pareja ha participado en la procesión. “Es toda una tradición. Esta caminata no es nada en comparación con lo que Dios nos da. Además le pedimos por nuestra salud y la de nuestra familia”.

Delgado desconoce la razón por la cual se originó la peregrinación de Viernes Santo hasta Sancán, pero lo hace con mucha devoción a Dios.

Fueron varias las familias que realizaron unidas la procesión. Este es el caso de Truman Pinargote, quien acudió con su esposa Celia.

“Yo hago la procesión desde que inició. Antes caminaban más personas, pero la tradición se mantiene”, comentó.

De la peregrinación fueron parte personas de todas las edades. A lo largo de la carretera se apostaron decenas de vendedores ambulantes, quienes pugnaban por conseguir clientes.

Con su bicicleta y una canasta montada detrás del asiento, Rodolfo Pérez publicitaba sus pasteles. Llevó al evento 160 bocadillos. Pasado el mediodía le quedaban 40.

“A esta hora, el año pasado ya no tenía pasteles. Han venido menos personas, pero igual se ha vendido”, indicó.

Tras la llegada a Sancán, las personas hicieron largas colas para ingresar a la pequeña capilla para rezar una plegaria ante el Cristo crucificado. A las afueras, a un costado de la vía, en una tarima varias personas rezaban el rosario y detallaban el Vía Crucis. “Nosotros hacemos todo esto con fe. Sabemos que más personas vendrán el próximo año”, dijo el feligrés Carlos Zavala. (I)

 

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