Al observar de niño a sus padres y abuelos elaborar artesanías con la paja toquilla, Edmundo Cedillo se puso como meta no solo procesar o vender en el país sombreros de dicha materia prima, sino también, si las circunstancias lo permitían, hasta exportar.

Cedillo a los 14 años empezó su andar por la actividad artesanal, que la combinó con sus estudios secundarios.

A esa edad consiguió su primer trabajo en una empresa cuencana, en donde no solo se vendían sombreros, sino también artesanías de mármol. “Ahí fue donde mis conocimientos artesanales aumentaron y solo viendo cómo se hacían esos productos”, mencionó Cedillo, quien es oriundo de Cuenca.

La idea de tener su negocio se incrementó, sobre todo para continuar con “la tradición familiar”.

Aquel anhelo que tenía desde niño se le hizo realidad al microempresario en 2007, cuando instaló su propio taller artesanal para confeccionar solo sombreros de paja toquilla, ya que la actividad de elaborar productos de mármol declinó, perdió su auge. “Hice un análisis y observé que el sombrero tenía un posicionamiento de más de 100 años (...) más aún cuando con el reconocimiento de la Unesco de sombrero patrimonial, el producto despunta, con lo que me di cuenta que la opción que escogí fue la correcta”, indicó.

Su microempresa llamada ‘EC Sombreros Patrimoniales’ cuenta con el apoyo de su esposa, hija y una empleada.

Hace 7 años, para elaborar los sombreros, Edmundo solo realizaba ciertas fases para darle el acabado ideal al producto. Sin embargo, la situación cambió en 2013 cuando  invirtió unos $ 10.000 en la compra de una maquinaria para el trenzado del producto.

Cedillo sostuvo que con la experiencia de los años ha sido reconocido en el medio local, ya que sus sombreros, que tienen un precio de $ 14 tanto dentro como fuera del país, se han comercializado en la mayoría de las ciudades ecuatorianas.

Incluso ha exportado, en pequeñas y grandes cantidades, sus productos a los países de Colombia, Panamá, Francia, Estados Unidos y Emiratos Árabes Unidos.

Cartagena, de Colombia, fue una de las primeras urbes a donde comenzó a vender sus productos. Aquí, un empresario lo motivó para que trabajara en la confección de sombreros y le enviara a esa ciudad alrededor de 300 mensuales.

Los eventos empresariales también han sido su fuerte. Por ejemplo, esta semana participó en la tercera Macrorrueda de Negocios en Guayaquil, que organizó el Instituto de Promoción de Exportaciones e Inversiones (Pro Ecuador), entidad que ha capacitado al emprendedor cuencano. Las cerca de 4.000 citas comerciales desarrolladas en los dos días de la macrorrueda, generaron $ 208 millones en negocios.