La calidad es uno de los puntales en los que se sostiene cualquier industria y, en el caso de Ecuador, esencial para el cambio de matriz productiva. “Es un requisito que trae consigo innovación y aumento de productividad”, dice el ministro de Industrias y Productividad, Eduardo Egas.

Según datos de 2013 del Directorio de Empresas y Establecimientos (DEE), del Instituto de Estadística y Censos (INEC), en el país funcionan alrededor de 704 mil empresas dedicadas tanto al comercio como a la manufactura, pero este universo empresarial se rige por más de 7 mil  normas técnicas y 300 reglamentos técnicos (obligatorios) -emitidos por el Instituto Ecuatoriano de Normalización(INEN)- que regulan la calidad.

El Instituto indicó que desde 1986 hasta 2014 se han entregado 517 sellos de calidad INEN, distribuidos en 72 empresas del país.

Egas señaló que esto es un esfuerzo de doble vía por aumentar los estándares para productores y consumidores. Como parte de su política, el Gobierno ha trabajado en el tema normativo de manera intensa. En diciembre de 2013, la resolución 116, que exigía certificados de reconocimiento a cerca de 3.000 partidas, fue uno de los primeros pasos para filtrar el ingreso de productos sin los estándares exigidos.

Para el titular de Industrias, esta iniciativa fue necesaria para proteger la producción nacional. “Muchos industriales cuestionaban la entrada de bienes a precios bajos sin cumplir con niveles de calidad, entonces alguien tenía que prohibir o limitar el acceso a ellos”.

Mónica Malo, presidenta de la Corporación Mucho Mejor Ecuador, opina que el país ha tenido avances en esta materia y que en los últimos años el 54% de empresas afiliadas “ha dado un salto”, mejorando sus sistemas de calidad.

Malo explicó que, en apariencia, el producir a partir de normas podría resultar burocrático, sin embargo, los modelos de gestión constituyen la única manera de estandarizar un producto, saber en qué se falla y poder prevenir. “Esto  da como resultado la toma de decisiones exitosas que hacen a las empresas más eficientes, pues mejoran la administración del recurso, tanto capital como humano”, indicó la ejecutiva.

La organización, de origen cuencano, lleva 10 años certificando en parámetros de calidad a empresas nacionales. Actualmente 480 se identifican con una huella tricolor.

Pero además de la cultura normativa, el compromiso de los industriales ha sido clave para la evolución de las compañías.

Lila Villavicencio, presidenta de la Cámara Nacional de Calzado, sector que pasó en 6 años de 600 productores a no menos de 5.000, opina que el compromiso de producir con calidad es de largo plazo.

Tal es el interés de este gremio por alcanzar mayores estándares, que se ha concentrado en ejecutar proyectos, como el de un laboratorio de física y mecánica para calzado -que se prevé inaugurar en 2016-, que servirá para que los productores puedan evaluar los distintos parámetros de la manufactura, así como de las materias primas utilizadas. (I)