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Estée Lauder, el negocio cosmético que cuida desde ‘la primera impresión’
Cuando niña, Josephine Esther Mentzer era llamada por sus padres Esty, y en el colegio, Estée, apelativo que junto al apellido que adquirió de su esposo, Joseph Lauder, se convirtió en Estée Lauder, una poderosa marca de la industria cosmética en el mundo.
Si bien su padre era propietario de una ferretería en la que ella se encargaba de decorar los escaparates, Estée sentía un mayor interés por seguir los pasos de su tío John Schotz, quien era farmacéutico.
Él le enseñó a limpiarse la piel con aceites en lugar de jabones agresivos y a mezclar lotes de su crema para la piel, exclusiva y completa.
“Era una crema maravillosamente aterciopelada que perfumaba mágicamente la piel y te dejaba el cutis como la seda, reparando cualquier imperfección en cuestión de horas”, recordaba Estée, que la bautizó como Super-Rich All Purpose Crème. Esa fue su primera impresión de algo que ofrecía “el poder de crear belleza”.
Durante unas vacaciones de verano en Mohegan Lake, en Nueva York, Estée conoció a Joseph Lauter. Más tarde, Joe modificó su apellido a Lauder, corrigiendo una errata que ocurrió cuando su padre emigró desde Austria hasta Estados Unidos.
La pareja se casó en 1930 y se mudó a Manhattan. El día de su boda y por primera vez en su vida, ella se aplicó barra de labios. En 1946 fundó Estée Lauder bajo el slogan ‘Porque la primera impresión es la que cuenta’. El resto fue encajando por sí solo y así surgió su éxito.
La empresa innovadora y tecnológicamente avanzada, con prestigio mundial “por su elegancia, sofisticación y calidad superior”, ofrece productos con elevados estándares de excelencia. A través de una extensa investigación y una rigurosa evaluación ofrece tratamientos para la piel y maquillaje, además de fragancias.
Nunca se estableció oficialmente su fecha de nacimiento. Cuando le preguntaban la edad solía decir que no tenía importancia, pues creía que la “luminosidad” era la verdadera esencia de la belleza y no un número.
En su trayecto por la vida, Estée coqueteó con la idea de convertirse en actriz, ya que creía que las “actrices eran el epítome de la belleza”.
Incluso apareció en el escenario del teatro neoyorquino Cherry Lane, unos años después del nacimiento de su primer hijo, Leonard, quien se sentaba en la parte posterior del teatro y la observaba mientras ensayaba.
Sin embargo, finalmente, la interpretación no le satisfacía tanto como la preparación de soluciones de tratamiento de la piel. “Deseaba ver mi nombre en los carteles luminosos, pero estaba dispuesta a conformarme con verlo en un tarro”.
En 2004, Estée falleció a los 95 años dejando una familia y una compañía para continuar con su legado, sin mencionar a sus incontables amigos y admiradores que se inspiraron en su pasión y su trabajo duro. “Ella cambió el ‘No puedes’ en ‘Sí, lo haré’, comenta la conocida periodista y presentadora de TV Barbara Walters en su memoria.
La aspirante a actriz quería ver su nombre iluminado. Ella se aseguró de estar para siempre adornada con un eterno monumento a la belleza. (I)
Distinción
El 16 de enero de 1978, Estée Lauder se convirtió en la primera mujer en ser condecorada con la Legión de Honor, en grado de caballero.
Atención personalizada
La revista Time señala que Estée convirtió los cosméticos en un gran negocio al hacer que la experiencia en el mostrador de ventas fuera personal.
‘Un buen negocio’
Leonard Lauder, director ejecutivo de la compañía que fundó su madre, dice que siempre pensó que “estaba haciendo un buen negocio”.
Participación del 45%
La empresa controla el 45% del mercado de los cosméticos en los grandes almacenes de EE.UU. (I)