Mucho se dijo sobre su salida del Puebla. Que no tenía oportunidades, que no se adaptó, que no contaba con la confianza del técnico... Y nada de eso fue cierto, según Armando Wila, quien rompió su silenció y contó por qué decidió regresar al país.

Reconoció que cuando pisó suelo mexicano, el DT Juan Carlos Osorio le manifestó que no había escuchado nada de él y que si quería ganarse un puesto en el equipo titular tendría que mostrarse. Y así fue.

“Cuando llegué no me conocían, tuve que poner mucho empeño para que el técnico me tomara en cuenta y a los quince días que estuve allá fui titular contra Chivas”, manifestó Wila, quien añadió que gracias a esa experiencia se dio cuenta de que sí podía jugar en el extranjero. “El fútbol es muy competitivo; se juegan muchas cosas como el prestigio de cada jugador o un llamado a la selección.

Los ecuatorianos somos bien vistos allá y enhorabuena que en la final del Clausura hayan estado dos compatriotas”.
Wila firmó contrato por seis meses con Puebla; era su primera experiencia internacional y según su criterio fue “buena”.

“Al comienzo tuve inconvenientes con la comida porque tenía mucho picante y a mí eso no me gustaba. Después llegó mi esposa y todo mejoró. Los mexicanos gustan mucho del condimento fuerte”. 

Los problemas comenzaron a presentarse cuando salió el directivo que gestionó su llegada, porque asumió el cargo otro dirigente -prefirió no revelar el nombre- y al parecer a éste no le agradaba la presencia del ecuatoriano en el equipo.

“No sé si era racista, pero ese dirigente no me quería. Él le ordenaba al técnico (el colombiano Juan Carlos Osorio) que no me hiciera jugar. Sin embargo, el entrenador peleaba por mí, me defendía; luego lo sacaron también a él. Yo aguantaba todo eso callado, cumplí mi contrato que era de 6 meses y mejor opté por dar un paso al costado para no tener más problemas”.

Wila, junto a sus ex compañeros mexicanos, tuvo que sortear muchos inconvenientes durante el último torneo de fútbol. Problemas con el Estado, la falta de gimnasio, de uniformes, de canchas para entrenar, tenían sumido en la crisis al Puebla, que no logró clasificar a la liguilla final.

“A pesar de todos esos problemas decidí quedarme para cumplir con el vínculo y así evitar que hablen cosas que no son. En realidad fue feo lo que me tocó vivir, incluso, hasta me deben dinero y no sé si me pagarán”.

Wila fue visto en el Capwell cuando Emelec enfrentó a Independiente el pasado 28 de abril. Ese mismo día recién llegaba al país procedente de México. Se rumoró que podría vestirse de “azul”, pero su presencia en ese escenario se debía a que sus derechos deportivos pertenecen al cuadro sangolquileño y fue a ver jugar a sus ex compañeros.

Wila pidió autorización al cuerpo técnico “negriazul” para poder entrenarse hasta que se defina su futuro, pero ese tiempo no duró más de una semana, ya que el pasado jueves practicó en el club Ferroviarios.

“Tuve que venir a Guayaquil porque no me sentía bien en Independiente. Si un jugador está mal en un lugar no va a rendir de la mejor manera, por eso preferí irme y dejar todo en paz”.

Al inicio, el atacante tuvo una conversación cordial con el estratega Carlos Sevilla, pero a los pocos días ese buen trato se esfumó. Según indicó el delantero, el adiestrador empezó a tratarlo mal sin justificación alguna. “Sevilla me dijo que me quería y después de una semana empezó a insultarme, a tratarme mal. Le pregunté qué le pasaba y me contestó: ‘Si te quieres quedar aquí, bien; si no te largas’. Y me fui”. 

Wila lamentó que no haya tenido el respaldo de la dirigencia, tomando en cuenta que sus derechos deportivos le pertenecen a la institución. “Al técnico lo apoyaron porque está en un buen momento. Acepto los llamados de atención, pero todos dentro del marco del respeto. Sevilla no quería ni que me cambiara de ropa ni que me bañara, a pesar de que era parte del club”.

El artillero desea dejar todo atrás y jugar desde la segunda etapa del torneo. Aseguró que tiene propuestas de clubes locales y extranjeros, y que Independiente le brindará todas las facilidades para negociarlo. (JH)