El escalador ecuatoriano Iván Vallejo no se queda sin oxígeno ni cuando habla y cuenta sus anécdotas. Tampoco cuando escala montañas, porque nunca ha necesitado asistencia para conquistar las elevaciones más altas del mundo y sigue con esa tarea.

El ambateño de 51 años terminó su año y regresó a casa, después de estar medio año fuera del país. Estuvo en Colombia, Kirguistán  y los Alpes, entre los principales lugares que visitó junto con el  equipo que conforma su proyecto “Somos Ecuador”.

Pero después de su travesía no deja de lado su pasión y recientemente ascendió a la cima del Cotopaxi, en la que ha estado 198 veces. “Me emociono cada vez que subo a una montaña. Por más veces que haya coronado ese volcán, al final termino llorando”, contó.

A pesar de su experiencia, reveló que aún siente miedo cada vez que escala. “Es válido tener temor porque te vuelves más responsable contigo mismo y te preparas mucho para ascender. Es un acto de humildad afrontar a las montañas”, manifestó.

En ese mismo sentido, cuando debe encarar una nueva elevación y la ve en una foto, lo primero que se pregunta es si logrará ascender hasta la cumbre. “Digo: ¿Será que hay cómo? Es bueno hacerse esa pregunta, porque empiezas con mayor humildad, te preparas bien, investigas la montaña. Luego te embarcas en la travesía y  cada día te vas respondiendo esa pregunta. Después llegas  a la cima, te emocionas, lloras y descubres que sí era posible coronarla”, relató.

Las emociones son intensas cuando Vallejo logra superar una montaña, y ha sucedido desde sus inicios, en su ciudad natal y lugares aledaños. En 1978 alcanzó por primera vez la cumbre del Chimborazo, el volcán más alto  del Ecuador (6.310 metros). No olvida nunca esa experiencia por todo lo que le representó ascenderlo, incluso con sus primeras botas de montañismo.

Otro aspecto que muchas veces se torna complicado es la convivencia durante mucho tiempo con los demás integrantes de su grupo. En esta última ocasión fueron  6 personas junto a él, con las que pasó todo el tiempo, desde que se despertaba hasta que iba a dormir. “El grupo se logró consolidar y pudimos vivir tranquilos todo ese tiempo.

En un trabajo normal, si te enojaste con alguien, al día siguiente ya estás como si nada. Acá es diferente porque pasas todo el tiempo con ellos y hay que saber solucionar los inconvenientes que se puedan generar”, comentó Vallejo.

Su experiencia le ha valido para controlar esos momentos en medio de la montaña, cuando no hay un acuerdo para hacer una u otra cosa. “Hay que tener la cabeza fría y que exista consenso entre todos. Ser todólogo es malo.  Lo  que cuenta es tener un equipo muy eficiente en todos los aspectos y que cada uno tenga clara su tarea en la montaña”, enfatizó.

Se considera muy bueno cuando se trata de escalar en hielo y en nieve, mientras otros de sus compañeros lo son en roca y en otros tipos de superficie. Por esa razón busca tener un equipo equilibrado en todos esos aspectos.

Los seis meses que estuvo lejos de casa, escalando en Colombia, Kirguistán y los Alpes, los pasó ascendiendo muchos kilómetros, anduvo en bus, en helicóptero y avión para poder acercarse a sus objetivos.

“Fue un año hermoso. Fue duro, pero salió todo bien porque conseguimos lo que estaba planeado”, afirmó.
Vallejo repitió constantemente que la idea central de los proyectos en los que participa es escalar las montañas del mundo. 

Este año ascendió con su equipo a una elevación de más de 8.000 metros y el próximo año van por la segunda. El Nanga Parbat (8.125 metros) en Pakistán será su objetivo y la intención es ir por una ruta distinta a las establecidas para nombrarla “Ecuador”.

“Tengo planificado el calendario hasta 2014. Hay tantas montañas que se pueden escalar y en distintos niveles de dificultad, que ni en tres reencarnaciones se podría subir a todas”, expresó.

En este año plantó la bandera de Ecuador en la Pirámide de Garcilaso y la Esfinge, ambas en Perú; en los Alpes culminó la travesía de las Agujas de Chamonix,  en  Francia.

En 2012 repetirá su estadía por las montañas colombianas,  también estará en Alaska y Nepal, entre las principales localidades que visitará para continuar con su programa “Somos Ecuador”.

Vallejo es ingeniero químico de profesión, sin embargo, se dedica por entero a escalar.

A pesar de que pasa mucho tiempo en las cimas de las montañas, no vive “en las nubes” e intenta calcular cada paso que da en las alturas.