Relajados y frescos, así lucen Andrés Neira y Alfredo Bonnard, practicantes de wakeboard o esquí náutico,  dentro de las instalaciones del Yacht Club de Puerto Azul. Al frente  se observa su extensa pista (el Estero Salado), en donde realizan todo tipo de maniobras en el aire, agarrados de una cuerda, a su vez halada por un  moderno yate.                     

Son las 16:00 del martes y aún los deportistas lucen con camisas y pantalón de vestir, pues ambos recién llegan de la oficina. Pero en sus bolsos llevan todo el equipo necesario para meterse al agua. “De martes a domingo siempre nos van a encontrar aquí. El lunes no entrenamos porque le dan mantenimiento al bote.

Los demás vienen más tarde, ahora estamos preparándonos para el Panamericano en Estados Unidos”, cuenta el “Chino” Bonnard, como le dicen sus amigos.

Andrés comenta que este es el primer torneo internacional en el que van a competir, al que van 8 ecuatorianos además de él. Ellos son: Fabrizio Malnatti (categoría veterano y también presidente de la Federación Ecuatoriana de esta disciplina), Carla Velazco, Vanessa Kronfle, José Salomón, Alfredo Bonnard,  José Miguel Aguilar, Jaime Belles y Jimmy Bazán (su participación depende de que consiga la visa americana).

El evento se realizará del 22 al 24 de marzo en Fort Lauderdale, Florida, y es organizado por la Federación Internacional de Esquí Náutico y Wakeboard.

Transcurre media hora y ellos ya están equipados para subir al yate. Adentro también se encuentra Jimmy Bazán, campeón nacional de esquí náutico. “Hay que entrar sin zapatos”, advierte el dueño del yate, quien junto a sus dos hijos se prepara para ver el espectáculo que darán los riders.   

El primer turno es del “Chino”. Lleva un traje que deja al descubierto las cicatrices que tiene en sus rodillas. Cuenta que se ha sometido a cinco cirugías “producto del deporte”.

Las “paras” que ha tenido han sido de meses por cada cirugía en las 6 temporadas que tiene practicando. Tiene 24 años e incursionó en esta disciplina acuática al ver un reportaje en una revista, cuando se encontraba de vacaciones con sus padres en Estados Unidos.   

“Estaba en  el colegio, mi papá compró un bote y vi unas fotos en la revista. Entonces me  dije: ¡Qué bacán!, ahí mismo vi la dirección de la tienda en Orlando y fuimos a comprar mi primera tabla”, recuerda Alfredo, quien fue noticia el domingo pasado al esquiar sobre las calles de Samborondón inundadas por las fuertes lluvias. “Como hubo aguaje y se desbordó el río, fuimos los primeros en hacerlo (con Andrés y Vanessa). Fue una decisión rápida. Nos dirigimos a la casa y sacamos las tablas. Nos jalaron de mi camioneta (Ford 150); fue algo loco, recorrimos casi 4 cuadras”, rememora Bonnard.

Ya en el Estero, el campeón de los Juegos Bolivarianos 2009, comienza con los trucos. La exhibición de  saltos (se realizan golpeando la tabla para lograr elevarse a una considerable altura) y de sliders (en los que se rota), entre otras maniobras, es limpia.  

En el yate, Andrés dice y “eso que no han visto a Jimmy, él es campeón nacional, un fenómeno, ya lleva tres años que no se cae y eso que solo tiene cuatro practicando este deporte”.    

Es el turno de Adrián, a quien no le va tan bien, pues al intentar hacer las maniobras se cae. “Es que tengo cosas pendientes del trabajo y no puedo concentrarme”, se justifica. “El “Chino” aprendió rápido, antes practicaba solo y con Fabrizio lo metimos a la Federación. Le ha ido bien”.

Bonnard ha alcanzado  dos vicecampeonatos Panamericanos en Estados Unidos y ha ganado varios torneos internacionales y dos  Festivales Olímpicos.

Le toca a David y sus impresionantes y altos saltos demuestran por qué es el campeón. Las personas a las que les gusta esta disciplina, que consiste en ser dirigido, a través de un sistema de cables, por un bote preparado con mecanismos especiales, pueden acudir a Puerto Azul o a la Federación .

“El deporte ha cogido bastante fuerza en los últimos 5 años. En ese tiempo propusimos el proyecto “Todos a esquiar” con el cual enseñamos gratis, como una manera de despertar el gusto por esta actividad. Ya luego a los que les gustó compraron las tablas”, comenta Andrés. 

El costo de una tabla oscila entre los $250 (para novatos) y los 1.000 (para profesionales).En lo que respecta a la vestimenta, se necesita tener un traje hecho de neopreno para contrarrestar el agua fría.

También se suele utilizar un casco en caso de que algún truco no se concrete, para así protegerse de algún golpe peligroso.