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Los malestares en la vesícula y en la apéndice no se originan en la alimentación

Los malestares en la vesícula y en la apéndice no se originan en la alimentación
10 de octubre de 2016 - 00:00 - Verónica Endara

No comas granadillas porque las pepas son malas para la apéndice”, “no tomes leche porque es malo para la vesícula”. Estos consejos son comunes en el diario vivir. Algunos los aplican, otros lo dejan a la suerte. Pero ¿qué tan ciertas son estas afirmaciones?

La vesícula es un órgano pequeño, mide entre 5 y 7 centímetros, forma parte del aparato digestivo. Su forma es similar a una pera y está situada debajo del hígado, conectada al duodeno.

Su función es la de almacenar la bilis, un líquido de color amarillo verdoso producido por procesos químicos en el hígado. Este es secretado hacia el intestino a través del sistema biliar  con el objetivo de ayudar en la absorción de las grasas y facilitar el proceso digestivo.

Según el sitio de internet www.natursan.net, aunque es un órgano fundamental para mejorar la solubilidad del colesterol, las grasas y para optimizar la mejor absorción de las vitaminas, es posible vivir sin vesícula biliar, aunque tras su extirpación el alimento tiene un proceso digestivo más lento y pesado.

Por otro lado, la apéndice es una bolsita que puede llegar a medir 8 centímetros de longitud y entre 4 a 8 milímetros de diámetro, está conectada al intestino grueso y se encuentra en la parte inferior derecha del abdomen.

Para el cirujano general Francisco Endara, la apéndice no tiene una función muy importante en el organismo. Asegura que es un residuo embriológico y se cree que tiene alguna función de tipo linfoide durante la infancia y adolescencia de las personas, es decir su función consistiría en producir anticuerpos. Sin embargo no está comprobado que esa función sea la característica del apéndice.

Por lo general, las personas recuerdan que tienen estos órganos cuando presentan algún malestar. Por ejemplo, la afección principal que se da en la vesícula es la formación de cálculos, que son como piedritas que crecen a su interior, según el portal de MedlinePlus, pueden ser tan pequeños como un grano de arena o tan grandes como una pelota de golf, por lo que necesitan ser extirpados.

En cuanto a la apéndice se puede producir una inflamación denominada apendicitis. De acuerdo al sitio web www.salud-natural.com, cuando la apendicitis no se atiende a tiempo puede perforarse y derramar el contenido intestinal cargado de sustancias tóxicas y nocivas, así como bacterias dañinas, al interior del área del abdomen, lo que provoca lo que conocemos como peritonitis; esta puede provocar una fuerte infección, incluso con riesgo de muerte. 

De acuerdo a Endara, ninguna de estas afecciones se forman porque se comió o no algo. Por ejemplo, en el caso de los cálculos estos se forman por una alteración metabólica y química en los elementos que forman la bilis. Esta está formada por colesterol, ácidos grasos, agua, etc. Cuando hay alteraciones en las porciones de esos componentes, la bilis tiende a hacerse más espesa y empieza a formar cálculos. Generalmente estos desiquilibrios se dan por causas genéticas.

Por otro lado, la apéndice es como una pequeña tripa que tiene secreción mucosa como todo el intestino. Cuando se obstruye esa secreción no evacua y empieza a hincharse. Generalmente se tapa con la misma materia intestinal, materia fecal, que se va formando en el intestino.    

Una creencia muy común es que comer alimentos con pepa como la granadilla y la sandía causa afecciones en la vesícula y en la apéndice. Endara desmiente esta creencia, asegura que las pepas ni causan obstrucciones ni crean cálculos. 

Según el artículo El mito de las semillas y la apendicitis, publicado en el portal web revistas.elheraldo.co, la cáscara o cubierta externa de las pepas o semillas contiene lignanos, ligninas y, además, es rica en aceites o ácidos grasos esenciales, almidones o azucares, proteínas o aminoácidos y mucha fibra. En la nota se aclara que los lignanos son sustancias antioxidantes y anti-cancerígenas y que químicamente protegen a las células de cualquier invasión tóxica o toxina. Mientras que las ligninas son moléculas de fibra que, una vez en el colon, al no poder ser digeridas se unen a la bilis y al colesterol retrasando y disminuyendo la absorción de colesterol en el intestino delgado. Este evita que se eleve el colesterol en las arterias y que el hígado se vuelva graso.

Es así que se concluye que las pepas son lubricantes intestinales por su alto contenido de ácidos grasos esenciales que ayudan a evacuar las heces fecales, como el ácido linoléico y el ácido alfa linolénico. Además contienen lecitina, una grasa que mantiene a la bilis liquida evitando que se coagule y forme cálculos biliare.

Otra creencia común es que alimentos ricos en grasas saturadas, como la leche entera o cuajada, crema, manteca, queso de leche entera, queso crema, leche chocolatada y helado pueden causar cálculos en la vesícula. De igual forma grasas animales, embutidos, lácteos de origen animal, quesos, yogures procesados, azúcares refinados como sodas, panadería, pasteles, dulces, etc. causan afecciones a la apéndice.

De acuerdo al especialista, estos alimentos podrían contribuir a que se empeoren malestares ya existentes en estos órganos, pero no son las causas principales.

Endara explica que lo que se ha visto es una coincidencia entre estos malestares con pacientes que han tenido un tipo de alimentación cargada en grasas saturadas. Por ejemplo, este tipo de dieta produce una inflamación del intestino o da inicio de una infección intestinal, esto podría causar una hipertrofia, una hinchazón de la apéndice, y empezar un proceso de apendicitis, pero la causa no es el alimento.  

Lo que sí recomienda Endara es que si ya le diagnosticaron cálculos en la vesícula debe dejar de consumir ese tipo de alimentos porque podrían agravar el malestar. Si es necesario extirpar estos órganos, no se preocupe, pues sí se puede vivir sin ellos. Las cirugías de este tipo de patologías son las más comunes en todo el mundo.

En cuanto al apéndice no hay ningún problema en retirarlo porque -explica Endara- es un órgano que ha perdido su función dentro del organismo. Por otro lado, si se extrae la vesícula la función y la producción de bilis se adapta de tal manera a la ausencia de este órgano que el líquido pasa directamente del hígado al intestino sin la necesidad de almacenarse. El conducto que lleva la bilis del hígado al intestino tiene unas válvulas, estas se encargan de controlar la expulsión o no de la bilis, tarea que antes estaba a cargo de la vesícula.     

De acuerdo a Endara, para evitar varias afecciones del organismo es fundamental mantener una dieta saludable, conservar un equilibrio en todos los grupos alimenticios y llevar una vida saludable haciendo ejercicios.

Así como hay alimentos que podrían contribuir a agravar ciertas enfermedades, también hay alimentos que ayudan al organismo a mantenerse saludable como los cereales, las hortalizas, verduras, frutas,carnes blancas como pollo, pavo y pescado, etc.

Tome Nota:

Conserve bueno hábitos:

  1. Siga una dieta sana, equilibrada y baja en grasas (pero sin eliminar la grasa totalmente, mantenga un equilibrio). Es fundamental que sea rica en frutas y verduras frescas, cereales integrales, pescados, legumbres y carnes blancas.
  2. Opte por formas de cocción más saludables, eliminando los fritos.
  3. Practique ejercicio físico de forma moderada y regular.
  4. Coma con moderación: alimentos fritos, embutidos, carnes (sobretodo la carne de cerdo), chocolate, mantequilla, huevos y comidas enlatadas.
  5. Opte por lácteos desnatados.
  6. Mantenga un peso ideal, evitando el sobrepeso y la obesidad.

www.natursan.net

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