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Silvia Stornaiolo pinta los tabúes que “todas conocemos” en un cuentario

Silvia Stornaiolo presentará el libro Facilona, con María Auxiliadora Balladares y Santiago Peña Bossano.
Silvia Stornaiolo presentará el libro Facilona, con María Auxiliadora Balladares y Santiago Peña Bossano.
John Guevara et
22 de enero de 2020 - 17:56 - Luis Fernando Fonseca, Periodista

Una mujer que se confiesa mentirosa, una manipuladora tropieza, y se levanta para volver a autodefinirse. Un tipo que escapa de la clase que tiene que dictar para fantasear con que es un conquistador, galán vuelve a las faldas de quien nunca se liberó. La chica que tenía ímpetu de vegetariana cierra las cortinas para volver al ritual de la carne, pese a sí misma.

Así son los personajes del nuevo cuentario de Silva Stornaiolo, al que ha titulado con una palabra-truco adicional: Facilona. Cada historia trae a la mente una imagen, puede estar en una pintura. De hecho, “desde niña la emoción de levantarme en casa y encontrar un nuevo cuadro de papá (el pintor Luigi Stornaiolo), nuevos colores hacía que me quede horas inventándome historias sobre esas escenas”, confiesa la escritora.

Que sus cuentos sumerjan a quien los lee en tensión no fue premeditado. Es producto de una “espontaneidad que, a veces, me asusta como si fuera una posesión”, dice la autora. El dolor, la risa que provoca cada relato surgieron de motivos reales. Pero hay mucha ficción.

Como ficción hay en estas ideas de posibles imágenes para cada cuento:

− “Enferma de maldad” sería una mujer cayendo hacia al abismo mientras maldice y los espectadores a su alrededor ríen.

− “Sabrosón” pone a un tipo que no ha podido escapar de una “madre devoradora” en su retorno hacia un obsceno sofá.

− “Cerdo confundido” es el retrato de quien no ha podido vencer el gula y que viola una dieta en un ritual.

− “Fiesta, Fiesta” es un túnel en que un violín ameniza la negación de quien no quería salir de casa pero que va de parranda en parranda, pese a la policía.

− “Oreja sucia” hace posible que el llanto brote de un oído, pero como la carcajada amarga de quien ha sido violentada en un auto.

− “Low”... “Low se sale de contexto”, explica Silvia, “por romántico, por tratar un encuentro que incluye lujuria. Una idea triste que, al principio, estaba fuera del libro”.

− “A. M.” es otro túnel en un “mundo de idiotas”, pero en este las escenas son aún más íntimas: las de quien se reafirma en un triángulo amoroso y ante el flagelo de los celos.

− “Bellito” mezcla la coca-cola derramada entre canguiles en el piso del cine que ha sido escenario de una tragedia protagonizada por un psicópata optimista.

− “Somos” es un escape: “¿Por qué nos enamoramos del daño?, ¿por qué reincidimos en lo que no vale la pena?”, suelta la autora, no como reproche: como lección.

Luego viene un cuento corto de título largo que explica su imagen por sí solo: “La doble y miserable conciencia (...) el circo, la ridiculez”.

− Y "Facilona", el que da título al libro, más que un cuento, se asemeja a una cruda nouvelle sobre cosas que aunque son tabúes, “las conocemos todas las mujeres”, dice Silvia, “cosas terribles que pasan en el país” en torno al aborto.

Sobre sus primeros relatos (Funda Mental, 2014), la revista Vice le preguntó si alguno de ellos (“Luchitooooo” fue incluido en el Especial de Ficción 2016 de ese medio) había sido empleado como un “ajuste de cuentas” contra alguno de sus enemigos y ella aclara la respuesta que dio entonces: “cuando empecé a escribir se trataba de una venganza fuerte, desahogo lo que sentía con las palabras. Pero eso ha cambiado: ahora la venganza va contra mí misma. Y hay más trabajo literario”.

El sello Cactus Pink ha editado este libro, cuya portada parece una advertencia sobre la ironía interior. Pero no de la tensión. Lo comentarán la poeta María Auxiliadora Balladares y el narrador Santiago Peña Bossano, desde las 19:00 del jueves 23 de enero de 2020, en el Centro Cultural “Benjamín Carrión”.

El dato

El editor de los cuentos fue el escritor Juan Secaira. En las páginas interiores hay una foto de la narradora (también autora de las novelas Tanta joroba  y Tenga) frente el cuadro Unos que cogen (Luigi Stornaiolo). (I)

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