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A pesar de sus discrepancias, Ambos coinciden en la utilización social de las artes

Los quiteños demandan una revolución cultural

Los quiteños demandan una revolución cultural
20 de febrero de 2014 - 00:00 - Redacción Cultura

En Quito han corrido ríos de tinta, se ha discutido en las radios, en foros, en las plazas, en parques y taxis, sobre qué mismo pretenden hacer los principales candidatos a alcalde -Augusto Barrera de Alianza PAIS y Mauricio Rodas (SUMA-VIVE)- en temas como el transporte, la seguridad o los impuestos. Muy poco, o casi nada, se ha dicho sobre sus propuestas en el área de las artes y la cultura. Mucho Metro, muchos impuestos; más bien poco de posibles impulsos a iniciativas culturales.

Este hecho no debería extrañar a nadie. No solo pasa que la ciudad de Quito tiene problemas serios, estructurales, en el tema del tráfico y la delincuencia, sino que la cultura ha sido tradicionalmente relegada a un segundo plano. No es urgente, ni tampoco lo ha sido, a pesar de la importancia del tema.

Y es que, claro, sin intención de menospreciar, las palabras ‘arte’ y ‘cultura’ son un poco lejanas para un doctor en jurisprudencia (Mauricio Rodas) y un médico (Augusto Barrera). No es que no las valoren, es que su pasado profesional y personal les impide un acercamiento con fundamento de sus particularidades, de la misma forma que un pintor difícilmente puede conocer en profundidad los misterios de la cirugía o el código penal.

Sin embargo, la expresión cultural de un pueblo, en sus múltiples formulaciones, es parte integral de lo que significa ser humano: somos por necesidad expresivos. De muchas formas, la cultura y las artes son un aglutinante social, generador de identidad y pertenencia. Esto sí lo saben muy bien todos los candidatos: el estado de la cultura en una ciudad es un buen barómetro para determinar su salud, más allá de si su sistema de transporte público funciona o no.

Entonces, ¿qué mismo están proponiendo los principales candidatos? ¿Cuál es su enfoque para el tratamiento de esta problemática esencial e ineludible?

Desde la candidatura de Augusto Barrera, la cultura se considera como ‘uno de los ejes articuladores del buen vivir garantizando la diversidad, la interculturalidad, la plurinacionalidad, así como la desconcentración y la descentralización de la gestión cultural en el territorio del Distrito Metropolitano de Quito (DMQ)”. En esta definición amplia de cultura, se buscará potenciar la convivencia, inclusividad, solidaridad y cooperación, a través de un fortalecimiento de los espacios públicos que incluye la promoción de internet gratuito y el desarrollo de infraestructura cultural por barrio.

Por otra parte, del lado más pragmático, la propuesta se centra sobre todo en la imagen de Quito como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Se dirige, sobre todo, al turista nacional e internacional.

“Posicionaremos con fuerza la condición de Quito como Patrimonio Cultural de la Humanidad, cuya riqueza se extienda a todo el territorio del Distrito, por su cultura material e inmaterial, que permita potenciar la identidad quiteña, plural y diversa”, dice en la página 47 de su plan de trabajo. Para lograr esto, se busca, sobre todo, una gestión integral del Centro Histórico, patrimonio más visible de la ciudad. Además, dice, “gestionaremos el patrimonio turístico para que Quito continúe siendo el mejor lugar del mundo y consolidaremos la referencialidad de la ciudad con su memoria social e identidad”. Para ello se invertirá en bibliotecas, digitalización de archivos y la organización de fiestas patrimoniales.

En este último punto, se hace hincapié en una postura institucional de recuperación y preservación de la memoria social, que entiende por cultura el patrimonio monumental, documental, tangible e intangible. En esto, la educación también juega un rol importante, algo que la candidatura sí entiende.

Por su parte el candidato opositor Mauricio Rodas comparte con Barrera la noción de cultura como aglutinador social. De esta forma, para su candidatura, la idea de cultura queda subsumida a la construcción social de la identidad, que a su vez busca objetivos más pragmáticos como la seguridad.

“Uno de los factores fundamentales para la construcción de una ciudad compacta, conectada, amigable, segura y feliz es la cohesión social y la identidad”.

Con la intención de crear una ciudad integrada, las líneas maestras del plan en cuanto a cultura es centrarse en los barrios. A través de la recuperación de su identidad, con la promoción o creación de centros culturales, se busca fortalecer el capital social y la integración de la ciudad en un todo.

Con este mismo objetivo se plantean una serie de propuestas concretas, que incluyen recuperar las fiestas tradicionales, implementar un plan de ‘bibliotecas sin fronteras’ en espacios públicos y virtuales, facilitar el acceso a internet, potenciar los museos ya existentes, crear una malla curricular en la que se incluya un estudio más profundo de la ciudad y su cultura en colegios y bachilleratos, y fomentar la cultura del ‘chulla quiteño’ como factor de identidad y cohesión social.

En un punto bastante polémico, que entronca con el importante tratamiento del Centro Histórico, Rodas promete ‘prohibir la construcción de la estación de metro de Quito en la Plaza San Francisco, ícono de la historia y cultura de la ciudad’.

En definitiva, aparte de discrepancias específicas, ambos candidatos parecen ver que en Quito la cultura debe servir políticamente para articular la sociedad desde la identidad y la memoria, razón por la cual sus propuestas resultan ser bastante similares.

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