La producción audiovisual comunitaria se fortalece

En tiempos en los que la cultura global parece homogeneizarse por los medios de comunicación, la realización audiovisual comunitaria hace esfuerzos por mantenerse en pie y distinguirse del cine que empapela las carteleras de los circuitos comerciales.

Estos planteamientos fueron parte de la discusión que se entabló entre gestores audiovisuales en el Primer Encuentro Internacional de Cine Comunitario que se realizó en el cantón ecológico de Cotacachi, en el norte de Ecuador, del 27 al 29 de noviembre pasado.  

A pesar de que hay muchas experiencias de audiovisuales comunitarios en Ecuador se sostiene la creencia de que este tipo de trabajo proviene principalmente de personas de los pueblos y nacionalidades indígenas porque el debate a su alrededor ha sido escaso, al menos hasta ahora.

Durante tres días los productores comunitarios de 14 ciudades del país, de las 3 regiones, se vieron y reconocieron su diversidad. Compartieron sus propuestas y el impacto que estas han logrado en sus comunidades.

Cine comunitario en Ecuador

“Hablar del cine comunitario es hablar de un cine invisible, que no se ve pero existe, y se practica, desde la solidaridad y el apoyo mutuo. El cine comunitario es una herramienta de expresión y lucha que surge de un proyecto colectivo”, dijo el escritor y realizador audiovisual boliviano Alfonso Gumucio, en el encuentro.

Quienes están detrás de la producción de audiovisuales comunitarios en el país piden que no se defina su trabajo como parte del cine.

El trabajo que realizan los gestores de este lenguaje a lo largo del país toma distancia del sentido técnico con el que se ha definido al cine en el transcurso del tiempo y que lo distinguían de otros formatos. Gumucio constató entonces que el cine comunitario rompe con eso. La producción audiovisual que nace desde la organización y el trabajo de una comunidad pone en primer plano el producto de su realización, independientemente de ser trabajada en 45 milímetros o con una cámara de celular.

“Hay muchas películas de la gran pantalla que no han tenido ni 5.000 espectadores y no bastó la técnica y, en cambio, hay producciones audiovisuales comunitarias hechas con un presupuesto mínimo y que han tenido una proyección impresionante en comunidades”, resaltó Ana Acosta del colectivo El Churo.

El trabajo de los productores audiovisuales visibiliza las confrontaciones de una sociedad. A la vez  puede fortalecer y compartir la identidad cultural de un territorio.

En la lista consta el trabajo del documental ‘El caso Sarayaku’, en el que la comunidad quichua del mismo nombre evidencia una lucha por la defensa de su territorio. Está también ‘Santa Elena en bus’, un largometraje de ficción que entrelaza cuatro historias en un viaje por esa provincia. Este proyecto parte de Filmarte, una escuela de cine comunitario en la que participan 48 jóvenes de 12 comunidades.

La realizadora Rocío Gómez comentó hace poco que “aunque todavía hay muchas obras que son militantes, comienzan a haber ya exploraciones narrativas y artísticas muy propositivas. El audiovisual y el cine de los pueblos y nacionalidades del Ecuador, si bien no es el pionero, es el más numeroso y exploratorio hablando entre sus similares de Centroamérica y Sudamérica”, dijo.

En la versión ecuatoriana del libro Cine Comunitario en América Latina y el Caribe, que tuvo su lanzamiento durante el encuentro, el instructor audiovisual Alejandro Santillán resaltó que “el cine comunitario, no anula al autor, lo que hace es que el autor, en otras palabras, no se sienta un individuo, sino que se sienta el representante de la comunidad”.

La red latinoamericana de cine comunitario

Uno de los aspectos que se trabajó durante el encuentro fue la asociación de Ecuador a esta red que se ha estado fortaleciendo en el continente con propuestas propositivas desde Colombia, Perú, Cuba y Argentina.

Ecuador no ha sido partícipe de ella y este primer encuentro de cine en Cotacachi tuvo entre sus propósitos el fortalecimiento a nivel local para que posteriormente se pueda proyectar en la región. Para ello, se compartió con los realizadores  Ramiro García, de Argentina, e Iván Sanjinés, de Bolivia.

Este primer encuentro fue motivado por los colectivos que trabajan en audiovisuales comunitarios,  junto con el Consejo Nacional de Cinematografía (CnCine) y el Ministerio de Cultura y Patrimonio.

En un segundo encuentro se pondrán en discusión temas de política pública. La Ley Orgánica de Comunicación establece en su articulado la asignación del 34% del espectro radioeléctrico a medios comunitarios. En ese sentido, resaltó el director del Consejo Nacional de Cinematografía, Juan Martín Cueva, que es necesario trabajar una ley que articule estas producciones en cuanto al fomento y su incentivo.