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El Vaticano abre los archivos sobre Pío XII, acusado por su silencio ante el Holocausto

Pío XII (1876-1958) consideraba al comunismo la mayor "amenaza para la Iglesia Católica".
Pío XII (1876-1958) consideraba al comunismo la mayor "amenaza para la Iglesia Católica".
dw.com
02 de marzo de 2020 - 14:15 - Agencia DW

Siete décadas después de terminada la Segunda Guerra Mundial, historiadores y archivistas aún se preguntan ¿cuánto sabía el Papa Pío XII sobre la “Ruta de las ratas”? Es decir, la ruta por la cual escaparon miles de criminales de guerra nazis que, con la ayuda de la Iglesia, hicieron su recorrido desde campos de exterminio de judíos en Austria, Polonia y Alemania, pasando por los Alpes, hacia Roma y puertos italianos como el de Génova.

Eugenio María Giuseppe Giovanni Pacelli (Pío XII) fue papa desde el 2 de marzo de 1939, poco antes de que comenzara la Segunda Guerra Mundial, y permaneció como pontífice hasta su muerte, el 9 de octubre de 1958. Por eso, desde El Vaticano se ha autorizado que este 2 de marzo de 2020 se abran los archivos secretos sobre este personaje histórico, acusado de guardar silencio ante el Holocausto.

El historiador eclesiástico Hubert Wolf viajó desde el oeste de Alemania a la capital italiana el pasado 29 de febrero. Su propósito es investigar durante cuatro meses en los archivos de El Vaticano junto con decenas de otros colegas, según ha publicado la emisora alemana Deutsche Welle (DW). "Es un gran desafío porque estamos hablando de 300.000, 400.000 unidades de archivo de 1.000 hojas cada una", explicó este profesor de Historia de la Iglesia de la alemana Universidad de Münster.

Varios especialistas han señalado que se responderán preguntas incómodas para la Iglesia Católica, a la vez que han señalado que “un veredicto serio sobre el contenido de los archivos llevaría años” en conseguirse. “¿Dio el papa instrucciones directas, o solo recomendaciones generales, por ejemplo, al querer ayudar a personas indocumentadas?”, ha planteado Wolf. “Existen indicios de que, apoyado por la CIA, Pío XII habría dicho: 'Sí, enviamos a gente confiable a América Latina para combatir el peligro comunista en ese continente'”.

En este contexto ha vuelto a recordarse que Pío XII tenía miedo del comunismo, lo consideraba la mayor amenaza para la Iglesia Católica. “Si se comprueba que el pontífice tenía conocimiento de personajes como Josef Mengele (llamado “Ángel de la muerte”, que murió en Brasil en 1979), eso sería una dimensión completamente nueva”, ha dicho el historiador Wolf.

Ruta en un mapa indefinido

Cuando uno de los mayores criminales de guerra nazis logró escapar de su prisión en Linz (Austria), en 1948, entró en vigencia el Plan Marshall desde Alemania Occidental. El criminal fue Franz Stangl (1908-1971), comandante de los campos de exterminio de Sobibor (Alemania) y Treblinka (Polonia), responsable de la muerte de casi un millón de judíos.

Según DW, Stangl partió de Innsbruck (Austria); tuvo que caminar a través de Graz (Austria) y Merano (Italia), hasta Florencia. Su destino estaba 300 kilómetros más al sur: Roma, pero sobre todo la sede del Vaticano. Allí se encontró con el obispo austríaco Alois Hudal (1865-1963), que le consiguió papeles falsificados. Así Stangl viajó hacia Siria, hizo que su familia se reuniera con él y emigró de Damasco a Brasil en 1951.

“La mayoría de los nacionalsocialistas huyeron en barco directamente a Sudamérica, sobre todo a Argentina, el 'Cabo de Última Esperanza', como dijo el autor y superviviente del Holocausto Simon Wiesenthal (1908-2005)”. Para el historiador Daniel Stahl del Departamento de Historia Moderna y Contemporánea de la Universidad Friedrich Schiller, de Jena “la ruta de las ratas no era un plan estructurado, sino que consistía de muchos componentes individuales”.

“Se trató más bien una cooperación espontánea de diferentes instituciones, que se estableció gradualmente” después de 1945. Primero la huida se llevaba a cabo a través de los Alpes hacia Italia, la ruta preferida para el 90 % de los nazis. Luego, hicieron paradas en Tirol del Sur, en el monasterio de la Orden Teutónica; en Merano, en el monasterio capuchino cerca de Bresanona o en el monasterio franciscano de Bolzano, por lo cual también se llamó la “Ruta de los monasterios”.

Los criminales de guerra a menudo se escondían durante varios años, recogiendo dinero para huir a ultramar. Llegaban a veces a la absurda situación de alojarse justo al lado de las víctimas del nacionalsocialismo: judíos en viaje con destino a Palestina. Veían a El Vaticano como salvoconducto. “Con una carta de la Iglesia Católica sobre la identidad, el pasaporte ya solo era una formalidad que se conseguía a través del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que emitió unos 120.000 documentos hasta 1951”, dice el reportaje de DW.

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