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El Telégrafo
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Entrevista / josé roca / curador colombiano y director artístico

"El curador cumple el trabajo sucio del artista"

"El curador cumple el trabajo sucio del artista"
Foto: Fernando Sandoval / El Telégrafo
17 de septiembre de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

El curador colombiano José Roca, luego de una visita al Centro Histórico de Quito, recorrió por la tarde del anterior martes los pabellones del Centro de Arte Contemporáneo para observar el montaje de la muestra LARA (Latin American Roaming Art), que convoca el trabajo de 8 artistas (3 de ellos ecuatorianos) tras una residencia, por dos semanas, en las islas Galápagos.

En Ecuador, antes de dictar una charla organizada por el Centro de Producción Artística Ladera, en el Fondo de Cultura Económica, Roca conversó con este diario sobre el rol de su oficio y los alcances de la exposición LARA que se inauguró el pasado jueves y de la cual es el curador regional.

¿Cuál es tu postura frente a la curaduría? ¿Qué elementos la caracterizan?

Después de 30 años de estar trabajando en esto pienso que la curaduría debe tener dos componentes: crear comunidad e infraestructura. La curaduría es la creación de una comunidad temporal de personas que tendrán una experiencia de vida significativa a través del arte, por eso este proyecto (LARA) me interesa mucho, porque son personas que van a quedar de amigos para toda la vida, con posibilidades de colaboración, de generar redes. Por otro lado, siento que la curaduría, en países como los nuestros, tiene que comprometerse con la creación de infraestructura. Por eso en varios de los proyectos que he hecho, en bienales por ejemplo, que tienen un presupuesto grande para producir obras, siempre he insistido que se cree algo que le quede a la ciudad. Hay que destinar el dinero para que se cree continuidad, pues este suele estar concentrado en un momento y en un lugar definidos.

¿Podríamos hablar de algún estado, momento de la curaduría en América Latina?

No creo que exista un estado porque América Latina es un constructo de cosas muy disímiles. Hay escenas muy pequeñas, como en Centroamérica, y continentes enteros, escenas más grandes como en Brasil o México. No es un conglomerado de cosas que están más o menos en el mismo nivel. Hay todo tipo de aproximaciones que no creo que sean propias de América Latina, son más como ciertos modelos que se dan en diferentes partes. Hay el curador-autor, que tiene un carácter casi artístico; hay el curador-histórico, que hace investigación en archivos para sacar a la luz artistas que están olvidados o períodos del arte que no se conocen tanto; hay el curador-institucional, que desarrolla el programa de un museo o de una institución; y también hay curadores dedicados al arte emergente, que están todo el tiempo inventando nuevos formatos para salir del formato más codificado que es el de una exposición.

¿Cuáles creerías que son los riesgos, de haberlos, de que no exista un curador, un mediador entre artista y público?

La figura del curador es relativamente nueva. Antes había la producción del artista en el estudio y la institución, llamémosla museo o galería, le decía ‘queremos darte una exposición’. Entonces el artista hablaba con alguien, ponían la exposición en un sitio y posteriormente venía la crítica para mediar entre la obra y el público. Hoy en día ese mediador que antecede a la presentación de la obra al público es el curador. También a veces el curador es el mediador entre la institución y el artista, entonces el artista entra a un establecimiento a través del mediador. Una colega mía decía que los curadores son importantes porque es como todo buen escritor que necesita un editor. El curador cumple ese trabajo sucio que el artista no pude hacer, en el sentido de que ningún artista  puede dejar a uno de sus diez hijos en una isla e irse con los otros en el bote. Esa labor de decir ‘mira, todo es importante, pero esto es más relevante para conformar un discurso’, lo hace un curador.  El artista es tan cercano a la obra y tiene tanto apego a ella, que muchas veces le es difícil dejar por fuera las cosas. Y esa labor puede hacerla un curador.

¿Cuál crees que es la relevancia de LARA en la escena artística contemporánea?

Pienso que LARA son varias cosas. Es un proyecto de filantropía combinado con un proyecto de coleccionismo, solo que no toda la obra comisionada entra a formar parte de la colección. Pero tampoco es simplemente coleccionismo porque sería mucho más sencillo adquirir las obras en galerías o en eventos. Lo que se propicia aquí es que los artistas tengan una experiencia en un determinado lugar, que se conozcan entre ellos y establezcan una relación de amistad, de colaboración, de complicidad.

¿Cuál crees que ha sido el valor adicional de haber hecho la residencia en Galápagos?

Cuando escogimos Galápagos como lugar de residencia estábamos conscientes de que era un sitio muy cargado de significados, casi más que en otros espacios de ediciones anteriores de LARA. La primera fue en Honda, una ciudad colonial en Colombia, a la orilla del río Magdalena. La segunda fue en Ollantaytambo, en Perú, digamos que entre Cusco y Machu Picchu, una ciudad con muchas capas históricas, arqueológicas, indígenas y coloniales. Luego lo hicimos en Oaxaca, donde también había esta relación fuerte entre lo colonial y lo indígena. Pero además esa (edición) estuvo muy marcada por la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, lo cual atravesó muchísimo a la mayoría de obras que se realizaron ahí. En este caso sabíamos que Galápagos es un lugar único en el mundo, con una historia ligada al descubrimiento científico y a quienes somos como especie, también las otras especies.

¿Por qué en tu trabajo como curador y director artístico el eje central es la relación entre naturaleza y arte?

No sé por qué me interesa tanto esa figura, tal vez porque vivo en un país donde todos los problemas están ligados al territorio, un país que se define en el imaginario mundial por dos plantas: café y coca. Hay una cosa muy fuerte entre ese territorio donde nosotros vivimos y su conformación política, es su estratificación social. Hay otros curadores que se interesan más por el video o por temas de política pura y dura. A mí me interesa la ciencia de la botánica, en particular. (I)

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