La Casa de la Cultura Ecuatoriana, en su casa matriz, inauguró el pasado martes la muestra pictórica Caleidoscopio, con 50 piezas de mediano y gran formato creadas por  tres de los más importantes pintores imbabureños contemporáneos.

Los ibarreños Jaime Calderón y José Villarreal, y Marco Terán, nacido en Atuntaqui, han reunido una selección de su respectiva creación pictórica para exhibirla durante un mes en las salas Eduardo Kingman, Miguel de Santiago y Oswaldo Guayasamín, del edificio de la CCE, hasta el próximo 3 de septiembre, en una exposición que recoge tres estilos marcadamente diferentes que, a la vez, reproducen el momento actual de la plástica imbabureña más destacada.

La obra de Calderón, compuesta por 13 cuadros, refleja un trabajo temático alrededor del desnudo femenino que parte de una suerte de guiño a la academia pero se descuelga hasta sugerir el neoexpresionismo. Las suyas son imágenes que narran la sensualidad desde el discurso de la simpleza. Sus líneas suaves, el bajo contraste y la negación rotunda de los excesos y las exuberancias consiguen como resultado un conjunto visual que exalta la sensación de la pasividad y el descanso, el silencio del cuerpo inocente y púber, la interrupción del gran movimiento para dar paso a la lectura de la vida en los detalles: la sangre circula en las coyunturas de los dedos de manos y pies, mientras todo lo demás en las mujeres desnudas duerme.

En Terán juguetean los objetos aislados, los grafos encasillados como pretensiones de vocablos o al menos de caracteres ancestrales relacionados con la idea del misterio. Esos objetos son símbolos cargados de una historia fragmentada a lo largo de la cual los estereotipos construyen personajes. Entidades  que se sostienen gracias a los accesorios que los representan: un clavel, una cafetera, una lámpara.

Dioses-hombres, mitos universales extemporáneos. Los rasgos  los ubican en la geografía de inmediato, como si generaran reflejos condicionados a voluntad sobre el espectador. Hay rostros, perfiles, alusivos a las líneas egipcias, seres acuáticos como trazos rupestres y a la vez sicodélicos, como si el artista buscara el punto en el que se unen el origen y el fin de los tiempos.

Villarreal, mientras tanto, somete sus formas al drama y a la velocidad. Hay golpes, fuerza y violencia, y en esos movimientos se construye la idea del volumen asida a la simetría. Sus seres son contorsiones geométricas que desubican las partes humanas y presentan en su lugar un desesperado intento por anularse para escapar de los engendros que acechan a lo que algún momento pudo ser un cuerpo humano.

Se vuelve a reflexionar acerca del conflicto entre la bestia y el hombre y por ahí intervienen también artilugios de lo cotidiano: un teléfono celular, un rollo de papel higiénico, un par de pies, un inodoro como último sostén de la vida.
Calderón, Terán y Villarreal han sido alumnos del instituto Daniel Reyes de San Antonio de Ibarra, y han llevado su obra a salones y galerías de varias ciudades del país.

La muestra plástica permanecerá abierta al público hasta el próximo 3 de septiembre, de 09:00 a 17:00. La entrada es gratuita.