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Mariela Condo: "No dejo de ser realista mágica"

Mariela Condo: "No dejo de ser realista mágica"
Fotos: Álvaro Pérez / EL TELÉGRAFO
11 de abril de 2018 - 00:00 - Redacción Cultura

Tepito es uno de los barrios más calientes de la Ciudad de México y es el sitio donde se concentra la mayor actividad comercial de la zona. Diversas páginas de turismo advierten a los extranjeros caminar alerta, ir vestidos con sencillez, no revelar su acento y visitar el barrio en horas tempranas.

Incluso, empresarios y activistas pidieron esta semana que las fuerzas militares intervengan ese sector para combatir la delincuencia organizada.

“Tepito es como la vieja Ipiales, pero más densa -dice la cantante ecuatoriana Mariela Condo, quien vivió en México durante ocho meses desde 2016, y luego ocho meses más en Europa-. Tú llegas, sales del metro y vas con todo el miedo del mundo. Lo primero que te dicen es: barato lo robado”.

Estuvo de gira por Perú, Chile, Argentina y Uruguay junto con Beto Gómez.

En las entrañas de ese barrio hay una cervecería artesanal muy concurrida, a la que Mariela quería ir. Mientras avanzaba las calles se volvían más oscuras y se desprendía un humo que eclipsaba el lugar.

En ese punto incierto, en el que el miedo trepa por todo el cuerpo, ella decidió no parar y llegó a la cervecería. El dueño del sitio, al verla un tanto acontecida, le soltó: “tú vienes acá creyendo que vas a encontrar aventuras, pero en realidad vienes a probarte a ti misma. Bienvenida, aquí no pasa nada. Aquí la gente debe ser leal y aprenden desde chicos a respetarse”.

Una semana después del terremoto del 16 de abril de 2016, la cantante Mariela Condo partió hacia México para emprender una nueva ruta musical y afectiva.

Junto con Álex Alvear, la artista participó en 2016 en el Festival Womad, uno de los encuentros musicales y artísticos más importantes del mundo.

Ella –quien es cantante, autora y compositora nacida en la comunidad indígena de Cacha y descendiente del pueblo Puruhá- se fue de su tierra quebrada como artista: físicamente tenía unas molestias extrañas en la garganta, y sabía que le faltaba más técnica y que no cantaba tan seguido para fortalecer sus músculos vocales. Su cuerpo, su espíritu, le exigían salir.

De carácter nómada pero de maneras gráciles, Mariela estuvo ocho meses entre  San Luis Potosí, Ciudad de México, Chiapas y Querétaro, donde conoció a músicos, decimeros, zapateadores, expertos en el huapango arribeño, poetas, chamanes, comunidades similares a las suyas y maestras de canto.

Una de ellas fue Iraida Noriega, cantante de jazz y locutora de radio, quien siempre le hablaba de una gran maestra, “su chamana, su bruja”, con quien debía estudiar. En las tres últimas semanas antes de viajar hacia París para participar en un festival de música, Mariela conoció a  la cantante y musicoterapeuta Hebe Rosell, y todo se alteró.

“Fue revelador porque ahí pude resolver mis trabas y estupideces sobre mi voz. Ahí entendí que el uso de la voz como herramienta para cantar sí se siente afectado por cuestiones emocionales. La primera sesión terminé llorando, Hebe se ensañó conmigo para hacerme llorar”.

“Hacía que la canción que escoja me desafíe hasta el punto de quebrarme y decidir si canto o lloro. La meta era buscar tu resonancia, que tu sonido sea vibrante. Era no pensar tanto en la técnica, sino más bien era conectarte con tu lado animal, con el rugido”.

Shuk shimi, waranka shimi

Disco de 2007 que recopila canciones inéditas en quichua de Mariela Condo. En español significa “Una voz, mil voces”.

Mariela aprendió a mirarse sin condescendencia. En México se puso en una situación nueva, de vulnerabilidad, que la obligaba ir más adentro y expulsar sonidos que no se imaginaba que tenía. 

Luego de habitar en México -donde también conoció “a un poeta maravilloso, Mario Santiago, un ser de otra dimensión, delirante y de vicios santos, benditos, bibliófilo, grafómano, caminante”, con quien se involucró de manera insospechada- partió hacia Europa y se presentó en distintas ciudades de España, Alemania, Francia y Portugal.

En Lisboa participó en el acto  de  inauguración del Año Iberoamericano de la Cultura en Lisboa, en el Sao Luiz Teatro municipal.

Vengo a ver

Disco de 2013 que incluye 13 temas, e incluye canciones como “El trigo y el sol”, “Dejándose caer” y “Flor de quebrada”.  

“Allá (en Europa) uno siente con fuerza esto que siempre hablan de la indolencia, la indiferencia. La gente vive muy a prisa y muy ahorcada porque las rentas son  altas. Nosotros, los andinos latinoamericanos, somos mucho del realismo mágico, creemos que todo va a fluir, pero hay que moverse”.

“Fue muy difícil hacer una red en Europa, lo contrario que viví en México. Yo sí estoy muy contenta de haberme ido así, en esas condiciones.  Necesitaba ese contraste. Yo no dejo de ser realista mágica, pero no puedes sentarte a esperar que pasen. Hay que trabajar para que la magia se dé”, dice tan ligera, tan festiva, tan segura, en una cafetería quiteña.

Pinceladas

Disco de 2015 -y su último- que conjuga los instrumentos andinos con la magia de los grandes
músicos de Latinoamérica.

Luego de esos vitales tránsitos por el mundo, Mariela Condo llegó a Ecuador hace dos meses y ahora prepara su nueva gira que se realizará del 17 al 28 de abril en Guayaquil, Riobamba, Cuenca, Ibarra y Quito.

La artista -que después de esta gira regresará a México y París, y luego irá a Argentina- estará acompañada de Rodrigo Becerra en el contrabajo y Willan Farinango en la guitarra, en la dirección y en los arreglos musicales. Tocará versiones nuevas de viejos temas y trabajos inéditos, aireados de sus frescos andares. (I) 

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