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Ayer se inauguró la Feria Internacional del Libro de Guayaquil en el Centro de Convenciones

Los libros protagonizan su propio evento

Uno de los stands que más llamó la atención del público fue el de Mr. Books. Foto: José Morán / El Telégrafo
Uno de los stands que más llamó la atención del público fue el de Mr. Books. Foto: José Morán / El Telégrafo
13 de agosto de 2015 - 00:00 - Redacción Cultura

La Feria Internacional de Guayaquil abrió sus puertas este miércoles 12 de agosto a las 10:00. A esa hora alumnos de colegios como el Santiago Mayor, Liceo Panamericano, o Torremar se amontonaban a la entrada del Centro de Convenciones en largas filas.

Este año el Municipio de Guayaquil se planteó el relanzamiento de este encuentro literario, que hasta 2012 se realizó con la empresa Expolibro. Sin embargo, la compañía trabajó este año en su propia propuesta, donde las contribuciones principales debían ser del público.

Por su parte, el cabildo retomó la actividad con la dirección de Cultura y la Empresa Pública Municipal de Turismo y Promoción Cívica. Para la realización se trabajó con la empresa Expoplaza y un comité de contenido, dirigido por la crítica literaria Cecilia Ansaldo, a quien la presidenta de la empresa pública de Turismo, Gloria Gallardo, se refirió como “un puntal para que esta feria se inicie con paso firme”.

Gallardo resaltó el propósito de fortalecer este encuentro y promocionar a la ciudad como un destino cultural.

“Ya era hora de que Guayaquil empiece con una feria importante del libro para que se convierta en una de las más importantes de la región”, dijo la presidenta de la Empresa pública de Turismo.

Por su parte, el alcalde Jaime Nebot se refirió en su discurso de inauguración al relanzamiento del evento como ‘satisfactorio’.

“Digo relanzar porque tuvimos que suspenderlo en su momento. El libro es algo muy serio y trascendente. No se puede aprovechar el interés que despierta con el fin de promover y vender otras cosas. (...) El libro tiene proyecciones que no se puede confundir con actos mercantiles para financiar eventos”, comentó Nebot refiriéndose a la organización anterior.

“Me alegra quienes han confiado en este relanzamiento, en esta visión de un Guayaquil altamente cultural, que ha tenido que vencer muchas leyendas negras e interesadas en esta materia”, dijo Nebot.

El Alcalde agregó que “es hondamente grato ver cómo aquí 400 años después se pretende recuperar el sentido común y los valores, sobre todo en esta época donde faltan los Quijotes y los Sanchos y sobran las manchas”.

En su intervención, Ansaldo invitó a los adolescentes que se concentraban en la cita inaugural a sumergirse en el placer de la lectura.

“¿Cómo se puede responder a un cargo tan desafiante y a la vez tan seductor? La respuesta es muy simple cuando se viene de una larga y proficua relación con los libros, cuando se ha probado el placer de leer... por eso, lo que hago en este momento es un elogio a la lectura. El gusto por leer es libérrimo y personal, está ligado a la personalidad de cada uno”, destacó.

El recorrido

El recorrido por la Feria empieza en la zona comercial, donde se encuentran 33 stands de distintas editoriales, papelerías, expositores y centros culturales.

La sala se abre con el Pabellón del Quijote, una ciudad en miniatura que durante un mes fue trabajada por Gabriel Fandiño y Alma Franco.

El recorrido tiene las escenas principales de la novela de Miguel de Cervantes laboradas en cartulinas y técnica mixta (témperas y óleos pasteles).

Según Fandiño, una de las propuestas con este espacio fue trasladar el principio interactivo -con el que nos enfrentamos a diario- a cada escena.

En el Pabellón del Quijote, esa interactividad se logra con el ‘face in hole’, donde la armadura de Don Quijote o la pequeñez de Sancho pueden tener los rostros de los visitantes.

Al salir están también autores reconocidos por varias generaciones como Isabel Allende, Julio Cortázar, Jorge Enrique Adoum y Gabriel García Márquez. Están moldeados en cartulina como seres reales, para fotografiarlos y sentirlos cercanos.

Avanzando, en el recorrido, hay un rincón para los más pequeños: una carpa donde se leen cuentos bajo una luz tenue, como se hace en la primera infancia entre sábanas.

Tras una hora de apertura de la Feria del Libro, la fila de la librería Mr. Books estaba copada de adolescentes.

Querían pagar el costo de ‘Diario de Greg’, ‘Memorias de un amigo imaginario’, ‘El libro troll’, ‘Cazadores de sombras’ y ‘After’, las narraciones que más compradores atraen.

¿La selección? La mayoría confiesa haber seleccionado dichos libros por alguna recomendación o porque les gustó la narración de la contraportada.

La oferta editorial que completa la zona comercial de la Feria Internacional del Libro de Guayaquil es variada.

Va desde los tradicionales stands de lectura rápida, capacitaciones matemáticas o en inglés, hasta las ofertas de las últimas ediciones de libros de la Casa de la Cultura y las reediciones de clásicos como las del Grupo de Guayaquil.

También hay un stand dedicado a los libros de los invitados a la Feria, donde los únicos títulos ausentes son los de la escritora Leila Guerriero. (I)

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