En la cinematografía de Alan Berliner son constantes las señas de identidad a través de los archivos familiares. Las cartas, las fotos, el álbum familiar y la memoria se convierten en un objeto para narrar una nueva historia, vista desde el presente.

Mateo Manfredi, uno de los expertos en conservación de archivos que llegó a Ecuador para inventariar la documentación que se encuentra en varios espacios del país, inició su labor con una investigación sobre fotografía de inmigrantes y trabajó con una gran cantidad de archivos de familia.

¿Qué puede encontrarse en el álbum familiar para contar en la historia? “Los archivos familiares son valiosísimos para la revaloración de la historia, relatan cómo la gente vivía grandes hechos históricos: la Segunda Guerra Mundial, la guerra civil, el mismo proceso migratorio”, dijo Manfredi, quien además cree que esos archivos peligran más que los que se encuentran inventariados -a pesar del desorden- en los repositorios nacionales.

Actualmente, en el Archivo Nacional que maneja el Ministerio de Cultura y Patrimonio se encuentran diez archivos que pertenecieron a una familia.

Esta se compone principalmente de genealogías. La más grande contiene 69 unidades documentales que fueron adquiridas en 1980 por la Dirección de Cultura del Banco Central, institución encargada del manejo patrimonial de la época.

En las genealogías, como las trabajadas por Gerardo Chiriboga en Riobamba y en Quito, además de encontrarse con las posibilidades de conocer los antepasados de familias que concentraban cierto poder, es posible hallar las variaciones en la escritura de los apellidos -conforme las preferencias-.

El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural de Ecuador actualmente trabaja en la conformación de un archivo fotográfico.

Para ello, según explica Ana María Toro, se han adquirido archivos fotográficos que, en muchos casos, estaban en riesgo de perderse, con el objetivo de exponerlos en el proyecto de Patrimonio fotográfico, que tendrá su propio edificio.

Uno de estos es la colección de Julio Enrique Estrada Ycaza, en la que con 618 fotografías se muestra el proceso de industrialización del país, así como los personajes políticos y de la aristocracia ecuatoriana hasta 1920.

“La fotografía, en general, transformó de manera radical la producción visual al introducir en ella la fijación y reproducción técnica de las imágenes, ampliar su ejercicio a escala sin precedentes y masificar su consumo. También se sistematizó en su devenir en un conjunto de prácticas fotográficas profesionales vinculadas a distintas necesidades y usos sociales, que incluyen desde el arte hasta el comercio, y la investigación científica”, indica Toro.

La experta considera que el documento fotográfico, en tanto portador de información, posee un importante potencial para el conocimiento de los procesos sociales, económicos, culturales y políticos al testimoniar nuestro acontecer histórico; y tiene un gran efecto evocador para el que lo observa.

“Esto se aplica tanto para los archivos familiares como para los archivos de los GAD, los grandes archivos públicos como para los archivos religiosos”, según Toro.

Manfredi considera esencial el desarrollo de políticas de recuperacion de los archivos familiares que pueden aportar a la memoria patrimonial de un país.

“Hay familias donde se mueren los abuelos, los descendientes heredan y no saben que tienen un daguerrotipo, una foto estereoscópica, documentos que podrían estar en un museo y ellos simplemente los botan”. (I)