«Denle un problema a Miguel Donoso y él les devolverá un cuento». La frase del escritor mexicano Juan Villoro resume su admiración hacia el octogenario guayaquileño a quien no puede dejar de comparar con los aventureros de las novelas de Joseph Conrad al recordarlo: «él había sido marino, había estado en la cárcel, había sido guerrillero maoísta, estaba en México en el exilio», resalta Villoro refiriéndose a la época en que, durante 4 años, asistió a uno de sus talleres literarios. Y apostilla: «tenía una vida muy colorida, era como un personaje de acción, de Hemingway, y era un extraordinario maestro, poseedor de una generosidad extrema que hacía que nosotros (sus alumnos) nos sintiéramos importantes a los 14, 15, 16 años con los primeros textos que estábamos escribiendo».

Las remembranzas del autor de las crónicas ‘Safari accidental’, ‘Palmeras de la brisa rápida’, ‘Dios es redondo’ y ‘8.8: El miedo en el espejo’ fueron expuestas durante una entrevista con este Diario, y en el Auditorio del Museo etnográfico de la Casa de la Cultura, lugar de la Feria Internacional del Libro de Quito, en el que se desarrollaron el homenaje a Miguel Donoso Pareja y la presentación de sus ‘Cuentos completos’ (Fondo de Cultura Económica, 2014).

Aunque el homenajeado no pudo estar presente durante estos eventos por inconvenientes de salud, las butacas apenas fueron suficientes para los lectores que se dieron cita en el auditorio, la tarde y noche del miércoles pasado.

El comunicador y editorialista Pablo Salgado, otro de los alumnos y amigos de Donoso Pareja, fue en su representación y leyó la carta en la que expresa: «no soy el responsable de que hicieran un volumen de mis ‘Cuentos completos’, eso lo tiene cualquiera, es un lugar común. Algún día publicaré ‘cuentos incompletos’ y uno ‘casi...’ que va más con mi onda. ‘Casi’ inquiere el lineal, ‘casi nada’ implica el retorcido sin saber si habrá un día que sea algo, es decir: posible. Pero no poder ir a Quito tuvo su precio. Además de no ver ‘la nalguita de Dios’ que tiene sus encantos, sin duda alguna, no pude saludar y conversar con amigos muy apreciados que llegaron a Quito. Estoy particularmente triste por no ver a Juan Villoro. (...) En el transcurso de los días me vi constantemente beneficiado de homenajes, ediciones de libros, elogios, entrevistas, incluso televisivas. Más parecía un cantante que un escritor. No me quejo, simplemente lo señalo. Es triste sentirse un Maradona cualquiera, recontrafamoso y adorado por las masas, cuando uno aspira a ser un casi anónimo escritor. Onetti, Rulfo, Monsiváis, Galeano... más solitarios que la gran flauta».

El poeta Paúl Puma también participó del homenaje, con una lectura ‘salteada’ (fragmentaria) del prólogo que la editorial mantense Mar Abierto le encargó escribir para la aún inédita edición de la obra ensayística de Donoso Pareja. Junto a Puma estuvieron los escritores Abdón Ubidia y Luis Carlos Mussó. El último presentó el nuevo título de la colección ‘Tierra firme’, con la cual el FCE compendia la narrativa ‘des-constructiva’ de Donoso Pareja.

Juan Villoro cerró la jornada con la sentencia: «estamos, pues, ante un ejecutor sorprendente y paradójico del género. Conoce las estrictas reglas en que se funda y escribe para transgredirlas, sobre todo para llevar su vida al plano del cuento, para mostrarnos que cualquier reflexión, por pequeña que sea: la lectura de una cita literaria, la visita de una biblioteca, el regreso a un lugar que produce un recuerdo, la entrada a un hotel donde se registra un huésped... cualquier situación mínima puede potenciarse como cuento. Creo que (el libro) es la vida puesta en clave de relato».