Ecuador, 19 de Abril de 2024
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El Telégrafo
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Comprar los uniformes a última hora es mala idea

El vaho caliente del local salía hasta la calle. El calor sofocaba. Los rostros de los más pequeños reflejaban frustración y  hambre. Ese era el panorama de una fila de unas 30 personas, entre niños y adultos, que esperaban ser atendidos, a pleno mediodía del domingo pasado, para comprar los uniformes escolares.

En realidad una de las peores cosas es adquirir prendas del colegio y peor si es a último momento. Muchos quiteños esperamos a tener el dinero del decimocuarto sueldo para comprarlos.

En la Sierra, el nuevo año escolar empezó en estos días. El colegio donde estudia mi hijo tiene un proveedor y un local ubicado en un centro comercial, al norte de Quito. Allí trabajan cuatro personas y hay una sola caja para cancelar, lo cual no fue suficiente para abastecer la demanda, pues ese día esperamos 50 minutos recién para ser atendidos y otros 20 para pagar la cuenta.

Algunos estudiantes se probaron los calentadores, camisas, blusas blancas, faldas y pantalones grises en los vestidores de cortina. Otros padres optaron por desnudar a sus pequeños en plena fila para ponerles la ropa.

Cada año se gasta entre $ 250 y $ 400, según la cantidad de prendas. Además, como los niños están en etapa de crecimiento, estos establecimientos cobran más por cada talla superior. Así yo iba decidida a comprar la talla 10, pero al detallarlas al ojo estaban muy pequeñas así que pedí la 12 e improvisé un vestidor con mi chompa para ponerle las camisetas a mi hijo y estar segura.

En ese tiempo la señora de adelante nos dio unos 15 codazos, sin percatarse ni pedir disculpas y el niño de atrás nos golpeó con su muñeco de Avengers en las piernas. Cuando al fin nos tocaba, la mujer de los codazos no se decidía por su método de pago, preguntó durante varios minutos si podía cancelar una parte con dinero o con tarjeta y diferir, o en efectivo y tener descuento.

Finalmente no nos quedó más que la paciencia...

Eso sí, nunca más volveremos a comprar los uniformes a última hora. (I)

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