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Los precios varían según el servicio funerario

Los precios varían según el servicio funerario
17 de febrero de 2019 - 00:00 - Gabriela Castillo Albuja

Según la Asociación de Tanatopractas del Ecuador, hasta 2012 había un registro de 700 funerarias a escala nacional.
Nancy Hidalgo, presidenta, reconoció que el dato será actualizado, ya que en los últimos años se han abierto algunas empresas bajo esta razón social. En cuanto a los servicios de tanatopraxia y formalización, los precios varían según la empresa.

En promedio cuestan $ 125 por el uso de químicos y de maquillaje. A eso se suman, de ser el caso, los trabajos de reconstrucción.

Marco Vinicio Valenzuela, gerente y representante legal de la Funeraria Nacional, reiteró que muchas empresas modernizaron sus servicios. Dijo que en la entidad en la que colabora se han ido acoplando a las necesidades del medio, incluyendo la tanatopraxia.

Puso como ejemplo que ahora ya no se emplea el formol para preservar los cuerpos, sino productos biocidas.

También se perfeccionó el tratamiento de desechos. Ahora se los entrega a empresas acreditadas por el Municipio. Además, ya no se envían los desechos a las alcantarillas.

“Empleamos talco higroscópico que encapsula los fluidos y son manejados por las empresas acreditadas para garantizar la seguridad del personal que trata los cadáveres”, reiteró.

Hay familias que están satisfechas con el tratamiento que recibió el cuerpo de su ser querido.

En menos de un mes, Mariana Castañeda (nombres protegidos) perdió a sus abuelos paternos.

Carmen (83 años) fue la primera en partir. El 9 de enero de este año murió por una insuficiencia cardíaca y renal crónica, en una clínica adscrita al IESS.

El médico de turno realizó los trámites para trasladar el cuerpo a la Funeraria El Girón, en Quito.

Ahí la bañaron, la peinaron, taparon sus orificios (nariz, boca, oídos) y la maquillaron. Sus tías le llevaron un vestido de flores cafés.

“Cuando la miré me sorprendí. Fue tranquilizante verla bien porque ella era vanidosa. Se fue linda”, recordó Mariana.

La joven apenas y podía con la ausencia de su “viejita”. Doce días después, su abuelito Mateo murió por una insuficiencia cardíaca. “La nostalgia lo llevó a reencontrarse con mi abuelita”, dijo la nieta.

Pasaron menos de 24 horas en las que Mateo fue trasladado a la misma funeraria.

Para su velorio, sus familiares lo vistieron con un terno gris, que fue el último traje formal que le obsequiaron. Después lo peinaron, arreglaron su bigote y le dieron un toque de rubor.

Mariana vio a su “viejo” antes de que él falleciera y en el velorio.

Para ella, el trabajo fue excelente y eso fue positivo porque la labor que cumplen los tanatopractas queda grabada en el recuerdo de los seres queridos como una última imagen.
“Lo dejaron guapo a mi abuelito. Tuve la impresión de que estaba durmiendo. La última imagen de mi abuelito me ayudó a sobrellevar el dolor”, dijo. (I)

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