Ecuador, 25 de Abril de 2024
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El Telégrafo
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En la luna de miel, los creyeron hasta traficantes de droga

Vanessa y Mauricio viajaron desde Ecuador para pasar su luna de miel en Brasil. Unos amigos los recibieron en casa, en una ciudad de no más de 16.000 habitantes llamada Morro da Fumaça, en el estado de Santa Catarina, en el sur del país.

El plan era llegar a Las Cataratas de Iguazú, elegidas en febrero de 2012 como una de las Siete Maravillas Naturales del Mundo, ubicadas en Paraná, frontera con Argentina y Paraguay.    

Para llegar, Vanessa y Mauricio viajaron 23 horas en bus. En el lugar, navegaron por el río Iguazú y sintieron la poderosa caída de las heladas aguas en sus hombros, vieron un arcoíris completo sobre el afluente y llenaron la memoria de la cámara con fotos y vídeos. También recorrieron a pie otro sendero para ver el paisaje desde arriba.

El paseo fue impresionante; también entraron a una discoteca de hielo en Argentina y compraron aparatos tecnológicos en la Ciudad del Este, en Paraguay, pero algo que tampoco podrán olvidar pasó en el viaje de retorno a Morro da Fumaça. Ellos eran los únicos ecuatorianos en el bus, el resto eran brasileños y paraguayos, y estos últimos hablaban solo en Guaraní.

En el trayecto, de noche, subieron militares con canes amaestrados y revisaron cada rincón del micro. No hallaron nada. Unos kilómetros más adelante el chofer del bus volvió a parar la marcha; ahora eran policías. Los uniformados vieron en una de las maletas de la pareja algo sospechoso y pidieron de favor que la vaciaran.

Ahí había un paquete rectangular, envuelto en varias capas de plástico azul y cinta de embalaje. Los agentes rompían las envolturas con una navaja mientras interrogaban a los recién casados sobre su destino y actividades, les parecía raro que viajaran hacia una ciudad pequeña. El esposo era quien respondía, pues entendía y hablaba portugués.

En el bus había tensión, todos miraban a la pareja. Al final, los agentes descubrieron que el paquete era una consola de videojuegos. Luego de terminar de revisar todo, el viaje continuó. Aunque a Mauricio y Vanessa no les hallaron nada, no dejaban de mirarlos, como si de verdad hubieran llevado droga. (O)

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