La Selección Ecuatoriana de Fútbol, segunda en las actuales eliminatorias, sudamericanas -no olvidar-, superada solo en gol diferencia por Uruguay, está con vida en la Copa América Centenario y depende de su potencial para avanzar a los cuartos de final. Si se impone por dos goles o más a Haití, el domingo, llegará a una instancia a la cual no asiste desde la edición de 1997 en Bolivia, hasta donde llegó porque México la eliminó en  penales. Después de dos fechas disputadas en Estados Unidos, el grupo de Gustavo Quinteros sigue con opciones en el torneo producto de dos empates valiosos que los ecuatorianos -tal vez no todos- hubiesen querido sean triunfos para que el equipo sea tan perfecto como cuando conquistó 12 puntos de 12 en las eliminatorias. Sin embargo, los procesos o las campañas de, incluso, los mejores equipos del mundo en la historia casi nunca han sido parejos, como mal acostumbró la Tricolor. El funcionamiento del plantel dejó de ser tan alto por ausencias de jugadores, descenso en el rendimiento de algunas figuras, más la calidad de los rivales, que además estudiaron cómo hacerle daño al cuadro revelación de Sudamérica. El análisis equilibrado dicta que la Tricolor, lejos de sus deficiencias, carencias y desajustes, que no le permitieron vencer a Paraguay y evitar una derrota con Colombia, sigue siendo protagonista en el continente desde ese 2-0 sorprendente, inesperado e histórico sobre Argentina en el Monumental de River Plate. La Tricolor sufre, y también brilla, por los riesgos que toma al jugar adelantada, intentando ser protagonista, sea cual sea el rival, y da ventajas en defensa. Así los principales sacrificados terminan siendo los zagueros centrales, que aparte enfrentan a delanteros que son cracks en Sudamérica o en Europa. Es cierto que hay futbolistas que no atraviesan el mejor momento de sus carreras, como pasa en todas las selecciones del mundo, pero también es cierto que, pese a ello, siguen siendo superiores a quienes no están o son alternantes. Cuando los titulares en el centro de la zaga eran Guagua y Erazo, se pedía la presencia de Achilier y la salida de los dos antes mencionados, ahora que está Achilier se exige a Guagua y al mismo Erazo. Si los resultados dependieran solo de que un jugador actúe y otro no, o de que un futbolista sea convocado y otro quede afuera, los entrenadores no deberían perder el tiempo en capacitarse. Dreer merecía seguir de titular, pero nada asegura que con él no se hubiesen recibido goles. El empate con Brasil fue un buen negocio, y si bien el empate con Perú nos dejó un mal sabor de boca porque el combinado tuvo un arranque para el olvido -démosle algo de mérito al conjunto de Gareca que fue una máquina en 30 minutos- hay que resaltar que el equipo resucitó. (I)