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Llegaron las vacaciones ¿qué hago?

Llegaron las vacaciones ¿qué hago?
29 de junio de 2014 - 00:00 - Redacción de7en7

Levantarse a tiempo para ir a clases es una victoria diaria para Sofía. Con los ojos entreabiertos se ducha, se pone el uniforme y desayuna para estar lista en la esquina de su casa a las 06:00 y esperar el bus escolar. Sus horas transcurren entre historia, matemáticas, geografía y las clases de voleibol. Todo hasta las 16:00.

Sin dejar la prisa llega en 45 minutos al instituto donde estudia francés. En el trayecto repasa la última clase. Regresa a casa al anochecer. La merienda se sirve a las 19:30, porque luego debe hacer las tareas hasta la madrugada. Falta poco para que esos días cronometrados terminen. En su clase todos hablan de las vacaciones.

Así como Sofía Guayasamín (12 años) muchos adolescentes y niños llevan una vida muy agitada. Algunos tienen actividades extracurriculares que a veces los someten a fuertes presiones para medir su dedicación, capacidad y responsabilidad.    

Según el Ministerio de Educación, en el año lectivo 2012-2013, se registraron 4’220.095 estudiantes a escala nacional, entre educación inicial, secundaria y bachillerato: 2’401.801 en el régimen Costa y 1’818.294 en el régimen Sierra.

Para quienes se educan en el régimen Sierra llegó el tiempo de descansar, dormir un poco más y hacer todo aquello que no pudieron durante las clases. Pero ¿qué piensan los padres de tenerlos en casa?

Algunos se aterran al pensar que deben cambiar su rutina diaria. Muchos se inclinan por aceptar la primera oferta de curso vacacional que averiguan, mientras que otros acuden a los abuelos o tíos para ‘encargar’ a los niños. Incluso, el papá o mamá que no trabajan se inquieta al no saber qué hacer con los pequeños en ese tiempo. No es raro que alguien comente que con los niños en casa “habrá que comprar más yogures, snacks y películas”. Lo cierto es que las vacaciones son una oportunidad para compartir, para crear lazos que perduren a lo largo de sus vidas.

No hay que olvidar que esta temporada sirve para relajarse y cambiar de actividades. Se trata del tiempo de ocio y recreación. “El tiempo libre debe posibilitar el ejercicio de la voluntad y la libertad, permitir el desarrollo de nuestra autonomía dando paso a nuestra expresión personal, haciendo lo que nos gusta…” recomienda el portal web www.lafamilia.info.

La psicóloga Sandra Ruiz aconseja que los chicos sean supervisados para que realmente aprovechen las vacaciones: “Si se quedan solo en casa es difícil controlar qué hacen. Que pasen este tiempo frente al televisor o con los videojuegos no es muy productivo. Aunque los muchachos requieren descansar de la rutina, es importante que tengan actividades que ayuden a su crecimiento”. ¿Qué tal si practican algún deporte, aprenden a tocar un instrumento musical o entran a clases de canto?

Las ofertas de cursos vacacionales son varias para ocupar el tiempo de los hijos. Sin embargo, no es prudente llenarlos de actividades. Esta temporada no debe convertirse en la prolongación de la escuela o el colegio: las mismas rutinas, la misma tensión durante el día. La psicóloga recomienda a los padres planificar su tiempo para realizar actividades saludables y útiles para todos en casa.

Si ha decidido inscribir a su hijo en un curso vacacional, antes considere los intereses de él, el respeto por sus elecciones, sus necesidades y gustos, eso es primordial. Puede recomendarles que cambien de actividades. Por ejemplo, si durante el año electivo se dedicó a practicar algún deporte, en este tiempo podría seguir un curso de música o teatro. Pregúntenle qué le interesa, ayúdelo a explorar y explotar sus potencialidades.

Según la especialista, es frustrante para los chicos realizar actividades obligadas: “Toda intervención positiva si es forzada puede llegar a generar un daño”. Asegura que cuando se obliga a los hijos a realizar cierta ocupación, los padres pueden estar proyectando sus propias carencias: “Yo siempre quise ser bailarina, pero como yo no pude serlo, obligo a mi hija”. Explica que los padres no deben exigir a sus hijos lo que creen que es bonito o útil: “Hay que tener conciencia que es otro ser humano, que si bien no hay que dejarlos abandonados, sí hay que permitirles que realicen las actividades de su interés”.

Pero si no tiene previsto algún curso, existen varias tareas que pueden realizar. Organice su tiempo para pasear, para divertirse en familia, para hacer las actividades que a cada uno le gusta. Utilice esta oportunidad para hablar y jugar con sus hijos, no hay nada más enriquecedor que sonreír en familia.

Pero también existe otra realidad. ¿Qué pasa con las vacaciones de los muchachos cuando los padres no pueden dejar de trabajar? Si el curso no cubre la jornada de trabajo de los padres, o si no les inscriben en uno, las siguientes opciones son los abuelos o tíos. Aunque compartir con los primos o el resto de la familia les da momentos de alegría, según la psicóloga, emocionalmente será un impacto fuerte que los chicos esperen ansiosos las vacaciones y que sus padres no muestren el menor interés de compartir con ellos: “Va a ser frustrante quedarse en casa y no hacer lo que esperaban, enseguida desearán regresar a clases para compartir con sus compañeros”.

“Involucrarse en la vida de su hijo de manera relajada y abierta, es fundamental para un desarrollo emocional equilibrado del niño. No hay mejor manera de conectarse con ellos que compartir momentos de diversión y bienestar”, recomienda a los padres el sitio www.elbebe.com.

Pregúntese ¿qué puede aportar a sus hijos en estas vacaciones? No espere al último día de clases para planificar, hay que hacerlo con la mayor antelación posible. Lo ideal es que los padres compartan con sus hijos, pero si no hay cómo, negocien actividades de interés y crecimiento para ellos, siempre de manera consensuada.

“Mi hijo es un pequeño que disfruta de su niñez”

En estas vacaciones inscribirá a su hijo de 7 años en un curso de fútbol y patinaje en hielo. Además le hará repasar permanentemente todo lo aprendido durante el año electivo. Aunque es nueva en su trabajo, pedirá una semana de vacaciones para viajar a la playa con su pequeño. “A él le gusta cambiar de ambiente, y como practica natación le encanta viajar a la Costa”, comenta. El resto de las vacaciones también compartirá con su papá, sus abuelitos, tíos y primo. Paola considera que actualmente es importante que padre y madre se realicen profesionalmente porque el bienestar de su hijo depende de los ingresos económicos que haya en la familia. “Se le ofrece un tiempo de calidad y constante comunicación. Mi hijo es un niño que disfruta de su niñez”, dice.

Paola Estrada, 35 años

 

“Los padres confían más en el cariño y cuidado de los abuelitos”

Elena cuida a sus 4 nietos durante el día, son su compañía y distracción. Está pendiente de que coman, hagan sus tareas y arreglen su ropa. Controla que no se vayan muy lejos de la casa y que lleguen temprano. La madre de los niños, quien trabaja todo el día, pedirá 15 días de vacaciones para salir de viaje con sus pequeños. El resto del tiempo los cuidará Elena. No los van a inscribir en un curso vacacional. “Los padres confían más en el cariño y el cuidado que les damos los abuelitos. Yo les atiendo con mucha dedicación, amor y cuidado”, explica. Asegura que tienen suficiente espacio en el barrio para divertirse. Para Elena las vacaciones son un tiempo para compartir en familia y considera que “lo que más desean los niños es la compañía de los padres, no de los abuelos”.

Elena Ramírez, 75 años

 

“Me gustaría viajar. Mis abuelitos siempre ahorran para llevarme a la playa”

En estas vacaciones asistirá a un campamento vacacional en el Castillo de Amaguaña, en Quito, de 08:00 a 16:00, durante un mes. Tiene transporte de puerta a puerta. Un poco indeciso dice que aún no sabe qué clases escogerá dentro del curso. Años anteriores ya estuvo en natación y fútbol, tal vez se incline nuevamente por la primera. No le consultaron si quería entrar a ese curso vacacional, pero sí le gusta ir. También quiere seguir un curso de guitarra. Advierte que no debe quedarse en casa porque si no haría travesuras: “Una vez cogí el martillo de mi abuelito y aplasté una pila para coger eso negro que está adentro”, cuenta. En vacaciones quiere descansar, jugar con sus amigos del barrio y viajar. “Mis abuelitos siempre ahorran para llevarme a la playa”. Aunque le agrada el campamento, extraña mucho a sus papás. En estas vacaciones espera pasar más tiempo con ellos para jugar o pasear. 

Jhoel Carlosama, 7 años

 

“Me gusta hacer cascaritas y meter goles, eso me alegra”

En sus ojos se observa el gusto que tiene por el balón y su habilidad es evidente. Es así que en estas vacaciones quiere jugar fútbol, aunque también le gusta nadar, correr, jugar básquet y —con una sonrisa pícara admite— comer golosinas. “Me gusta hacer cascaritas y meter goles, eso me alegra mucho. Los goles siempre le dedico a mi papi, a mi mami y a mi hermanito Sergio”. Es un niño muy activo y amable. De la natación le gusta que el agua le corra por los dedos. Le encanta practicar estos deportes con sus papás. “Mi mami juega bien fútbol pero aún le falta dominar el balón. Mi papi sí juega bien”. Gran parte del día pasa con sus abuelitos, y en vacaciones será similar, sus papás deben trabajar. Espera pasar más tiempo con ellos, con sus abuelitos y tíos porque siente mucho amor por todos.

Juan Martín Almeida, 7 años

 

“En vacaciones haces las cosas que debes, pero también las que te gustan”

Sofía y Pamela son hermanas, estudian francés después del colegio. Para ellas vacaciones significa descanso y libertad. Están cansadas de las presiones del colegio. Deben madrugar todos los días y regresar a casa en las noches. En este tiempo libre igualmente van a estar ocupadas. “En las vacaciones haces las cosas que debes pero también las que te gustan”, dice Pamela. Van a inscribirse en un curso intensivo de francés, tanto porque sus papás les piden y porque ellas quieren terminar pronto el idioma. Sin embargo, a las 2 les gustaría seguir un curso de fútbol, voleibol o viajar. Sofía quisiera tener tiempo para leer y Pamela para laborar. Sus padres tienen su propia empresa y continuarán trabajando. “Estamos acostumbradas a estar solas, nos tenemos la una a la otra”, concuerdan.

Sofía y Pamela Guayasamín, 12 y 17 años

 

ESPECIALISTA

Organices un picnic o paseos, lo importante es compartir

Gissela Bock, Psicopedagoga

Los niños y adolescentes esperan con ansias las vacaciones. Ese tiempo es importante para ellos porque es la época del descanso, de relajarse y olvidar las presiones de la escuela o colegio. Es la oportunidad para realizar esa actividad que no pudieron durante el año escolar, es la ocasión para aprender algo nuevo o para hacer algún deporte, pero sobre todo para compartir en familia.

Es recomendable que las vacaciones de los padres coincidan con las de sus hijos, así sea una o 2 semanas, lo importante es que utilicen este tiempo para pasar momentos agradables y de esparcimiento con ellos. No hay que verlo como un problema sino como una oportunidad.

Durante este tiempo se deben mantener ciertos hábitos como los horarios de comida y de sueño, posiblemente no de levantarse, y dedicar unos minutos en el día para repasar lo aprendido en clases.

No es muy positivo llenarlos de actividades. Lo que no significa que se queden en casa jugando playstation o viendo televisión todo el día, así se harán niños y adolescente monótonos y sin creatividad.

Los cursos vacacionales son una opción para que los niños y adolescentes aprovechen su tiempo. Es fundamental que los padres valoren y respeten sus elecciones. Hay casos en que son tímidos y los inscriben en clases de baile, cuando posiblemente el niño no esté listo para esa actividad, se sentirá avergonzado. Si asisten obligados a un curso, no lo realizarán con gusto ni con motivación.

Hay que considerar que si es un pequeño bastante activo, se podría inclinar por algún deporte. Pero si es un niño que gusta del arte, sus opciones pueden ser la pintura o manualidades.

Si no es posible inscribirlos en un curso vacacional hay otras formas de disfrutar este tiempo libre. Cuando los padres regresen a casa pueden realizar otras actividades. Por ejemplo, propongan un día de disfraces, decoren los cuartos, cambien de posición los muebles, cocinen con los pequeños, o facilítenles un espacio solo para que dibujen. Organicen visitas a los bomberos, al zoológico o a los museos. Incentívenlos a la lectura llevándolos a una biblioteca para que ellos elijan un libro.

Si son más pequeños pueden crear un cuento con los papás u organizar salidas padre e hijo, madre e hijo, o con su mejor amigo, lo importante es variar. Pueden salir a un picnic o a caminar. Lo indispensable es que los padres organicen sus horarios para que puedan acompañar a sus hijos en las vacaciones. Y si la opción es dejarlos con algún familiar, como los abuelos o tíos, hay que prepararlos porque pueden ser personas que no están acostumbradas a tener niños en casa.

No olviden que los pequeños captan todo y sentirán el desinterés de los padres si estos no les dan el tiempo que ellos necesitan. Las vacaciones son un espacio de distensión. No hay que preocuparse si sus hijos se aburren, esa es la oportunidad para que desarrollen su creatividad.

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