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El Telégrafo
 Pablo Salgado, escritor y periodista

‘Yo me llamo’ o viva la copia y la imitación

04 de abril de 2014 - 00:00

La promoción es desbordante, publicidad en toda la programación, noche y día, para ganar audiencias. Y para generar una gran expectativa que permita convocar a los ecuatorianos que tienen la gran ‘virtud’ de copiar e imitar. Mientras mejor imites, más oportunidades tendrás de convertirte en ‘triunfador’.

En el Ecuador del pasado era casi ‘normal’ la copia, y mientras más burda, mejor. La copia en el examen, la imitación de la ropa de marca, la copia de la tesis, la copia a la obra de arte, al éxito ajeno. Incluso se consideraba el ‘más listo’ al que mejor copiaba.

La copia se opone a la investigación, al esfuerzo propio, a la innovación, a la creación.

Copiar es carecer, es perder identidad y aspirar a muy poco. La imitación es entender que no soy capaz de generar algo propio y debo, por tanto, copiar a los demás, a los que abrieron un rumbo nuevo; a los que con talento, esfuerzo y disciplina  forjaron un estilo, una técnica y una imagen propia.

Los programas de televisión ‘Yo me llamo’ (Teleamazonas), ‘Ídolos’ y ‘Pelaos con salsa’ (GamaTV) e incluso ‘La Voz’ (Ecuavisa), y sus similares, tienen como premisa fundamental la copia y la imitación. Son en realidad franquicias, en formato de reality show, que funcionan en muchos países del mundo y garantizan ciertos niveles de sintonía.

El esquema es sencillo; se convoca a un ‘casting’, en el cual se deben mostrar las condiciones de imitador.

Se seleccionan aproximadamente 30 personas para que participen en las ‘galas’ diarias. Un jurado se encarga de ‘juzgar’ las intervenciones y de eliminar, uno a uno, a los participantes. Mientras más te pareces, mejor. Debes cantar, vestirte, moverte igualito a tu cantante favorito. Si es así, sigues adelante. Al ganador le ofrecen el oro y el moro; ‘cambiar su vida’ y convertirlo en estrella.

Los jurados no necesitan conocer mucho. Cada uno asume un rol. El bueno, el malo y el que sabe de música (Teleamazonas contrató a Alberto Plaza). De ahí que los argumentos de esos jurados, por lo general mujeres, son casi iguales a los de los imitadores; elementales, simplones y llenos de lugares comunes.

En buena hora, en los últimos años, Ecuador ha generado un proceso en sentido contrario, en luchar por eliminar la copia y la imitación; no hacer trampa ni engañar. Pasar de ese país de la copia al país de la innovación y el conocimiento. Construir un país, no de copiones sino de creadores.

Para ello es la reforma educativa. Para ello son las nuevas universidades que precisamente en estos días iniciaron sus actividades.  

Es una pena que los medios de comunicación, sobre todo la televisión comercial, no asuman también ese nuevo rol: convertirse en promotores del talento, la inteligencia y la creatividad. Y más bien, con un grosero afán mercantilista, sean los que siguen alentando el facilismo, la copia y la imitación.  

No busquemos copiones, busquemos verdaderos artistas.

Ojalá nuestra juventud, que tiene ahora mayores posibilidades de acceder a una mejor educación e ir a las mejores universidades del mundo, sepa forjar un nuevo país, con metas y objetivos ligados a la calidad, la honestidad y la excelencia.

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