Hace unos días una periodista le preguntaba a la vicepresidenta de Colombia Francia Márquez, si luego de su asunción al cargo se mudaría a la casa vicepresidencial ubicada al occidente del Palacio de Nariño o si eso no hace parte de lo que ella denomina “vivir sabroso” , la respuesta de Francia evidenció el carácter clasista de la pregunta de la presentadora, llevándola a subrayar el contenido del “vivir sabroso” como una expresión de los pueblos negros que comprenden esta forma como el vivir sin miedo, con dignidad y con garantía de derechos, resaltando así que si hubieran las garantías ella viviría sabroso en su propia casa.
Esta respuesta de Francia muestra no ser demagógica cuando uno revisa el plan de gobierno, mismo que propone que este vivir con dignidad empiece con las mujeres . Este proyecto visibiliza la atención a la economía de los cuidados como prioridad con foco en la equidad. Plantea una necesaria articulación desde los espacios locales, populares, privados y públicos con miras hacia la construcción de un Estado que redistribuye y recompensa las tareas de cuidado, una labor hasta ahora feminizada y precarizada.
Esta es solo una de las formas en las que se concreta el eje transversal del “vivir sabroso” en toda la propuesta. Se trata esta vez de políticas públicas que dan un pasito más allá de la retórica, lo que tanto hizo y hace falta en nuestra región. La visión de un Estado relacional promete integrar ejes claves como el económico, cuya propuesta plantea incluso un reordenamiento territorial, que en mi criterio tiene potenciales miras de refundación, en un país de fuerte tradicion hacendal.
Con esto, Francia y Petro están enfocados en abordar los puntos estructurales y neurálgicos en el vecino país. Está en juego una capacidad de administración que debe nutrirse de ética, de habilidades para la gestión de la conflictividad y la negociación porque el escenario no es sencillo.Está por verse hasta que punto los intereses de las élites transnacionales y locales no aprovecharán este proyecto para atraer el péndulo a su favor, potenciando incluso la circulación de élites con tal de tergiversar el objetivo o re-negociar los viejos tratos para seguir ganando.
En este punto, la ventaja que tienen Francia y Petro son los aprendizajes (con aciertos y errores) que dejaron los gobiernos progresistas en los países vecinos , que bautizaron este horizonte como el Vivir Bien , el Buen Vivir el Sumak Kawsay o el Sumak Qamaña, iniciativas que desde las distintas localidades tuvieron la oportunidad política, sin embargo fueron fagocitadas, traducidas, se quedaron cortas, se sumergieron en un mar de contradicciones y aún hoy intentan sobrevivir y reinventarse pero no precisamente dentro de la administración gubernamental. Desde ahí, Colombia se enfrenta al reto de un salto cualitativo potencial que de mantener el espíritu coherente de líderes como Francia, promete ir concretándose, nutriendo la esperanza de muchos en esta nuestra casa grande.
