Watergate fue el escándalo político que provocó la renuncia del presidente Richard Nixon, el 9 de agosto de 1974 en Estados Unidos. El escándalo supuso la filtración de información sobre el acoso, espionaje y persecución que sufrían actores políticos y periodistas críticos a la administración Nixon. La Corte Suprema de Justicia de EE.UU. presionó al presidente republicano para que desvelara la trama, que en principio fue negada. Luego las cámaras legislativas, el Senado y el Congreso presionaron para la renuncia del presidente antes del juicio político y Nixon no tuvo más remedio que irse. El escándalo provocó una profunda crisis de instituciones.
Hace pocos días se produjo en Ecuador un escándalo político por la presentación ante la opinión pública de un audio de una conversación grabada entre el excontralor Carlos Pólit, ahora prófugo de la justicia, y el actual presidente de la Asamblea, José Serrano. Ambos coinciden en el rompimiento de un acuerdo político que Carlos Baca Mancheno, fiscal de la Nación, se rehúsa a cumplir y en la metástasis de Odebrecht en el cuerpo político nacional. Aquí también se desvela una profunda crisis de instituciones provocada por la confirmación de una red de intercambio de influencias, espionaje y acoso político. ¿Intervendrá la justicia? ¿Renunciarán los mencionados para permitir una investigación imparcial?
Con todo el mundo callado y atemorizado, pudieron esconder toda la información durante su década ganada. Esto quiere decir que nadie se entregará porque sus espaldas están bien cuidadas después de años de opacidad. A la justicia le cuesta mucho intervenir y nadie va a renunciar. Quienes nos deben explicaciones sobre este asunto son los mismos que todavía mandan en la justicia. ¿La solución es disolver anticipadamente la Asamblea Nacional bajo la causal de la obstrucción legislativa? ¿La solución será forzar la convocatoria a una Asamblea Constituyente? Veremos. (O)
