Somos hijos de nuestros ciclos mediáticos. La intensidad de nuestra crítica solo es comparable con la frugalidad de la misma. Todo pasó este año. Pero ya pasó. En diciembre de 2014 se anunció la transformación del ENIPLA y su modelo de planificación familiar por un enfoque en valores. El avispero duró un par de meses. El Presidente critica el “hedonismo” incrustado en la repartición de condones “como chicles” y el giro necesario para mejorar un política fracasada. En noviembre de este año se anunció una disminución histórica en los índices de embarazo adolescente en Ecuador. La reducción fue entre el 2010 y el 2013.
No se puede atribuir exclusivamente la disminución al ENIPLA, pero hay un elementos latentes de información y prevención que ha ayudado. Los documentos disponibles sobre el Plan Familia muestran un cambio en el tipo de información que se busca proporcionar y el enfoque de prevención que se le busca dar. Se estigmatiza el placer y la afectividad pasa a ser el hilo conductor hacia la abstinencia (aunque Mónica Hernández, representante del Plan Familia, asegura que la abstinencia es solo una de las opciones que se incentivan). Pero más allá del enfoque que se le quiera dar, lo que carece el plan es de información. No información sobre las tasas de embarazo adolescente (según el INEC, el 44% de las madres tuvo su primer hijo entre los 15 y 19 años), sino sobre los contextos. Sabemos quiénes están teniendo los hijos, pero no sabemos quiénes son los padres, no sabemos las condiciones en que esto sucedió, ni tampoco por qué está sucediendo. Tenemos números, pero no tenemos realidades. Y cuando especulamos sobre estos números, nuestra conservadurismo nos gana. Sin duda la abstinencia es una opción anticonceptiva válida. Tan válida como nunca cruzar la calle para no morir atropellado.
Y la información es fundamental cuando pequeñas realizaciones de la realidad pueden causar impactos profundos. Así lo sugiere Noam Angrist de Young 1ove cuando explica los efectos que tienen los programas para la prevención de VIH SIDA en Botsuana. Angrist comienza por definir a las relaciones sexuales como un servicio bastante inelástico, donde cualquier variación externa no afectará su oferta ni su demanda. Es decir, la gente va a tener relaciones sexuales de todas maneras. Lo importante es procurar los medios seguros para cuando esto suceda, disminuir las situaciones de riesgo, no tratar de eliminarlas. Es decir, reducirlas con información, no tratar de eliminarlas a través de la abstinencia. Especialmente cuando esta última, se ha demostrado, no funciona.
El programa de Young 1ove es asombrosamente sencillo. Una sola intervención de una hora en los colegios. Se pregunta a los estudiantes cómo creen que es la distribución de VIH SIDA en la población. Los estudiantes piensan que la mayor incidencia es entre los jóvenes. Luego muestran un gráfico sobre la realidad: son los adultos mayores quienes tienen la incidencia más alta. En Botsuana hay un problema de viejos ricos que tienen relaciones sexuales con jóvenes. Las jóvenes escogen entrar en estas relaciones voluntariamente, pero una vez dentro de ellas, el desbalance en las relaciones de poder y la falta de información, llevan a prácticas sexuales riesgosas (i.e. sin preservativos, la preferencia de los viejos ricos). La intervención de Young 1one busca visibilizar este riesgo, sus condiciones, sus peligros y sus soluciones, proporcionando información. Es complicado medir los índices de VIH SIDA como indicador de efectividad. Lo que se puede medir es la reducción de embarazos adolescente. Se redujeron en un tercio. Una hora de intervención.
El ejemplo no busca la reproducción automatizada de un modelo. Es una muestra de una metodología. De un acercamiento al problema. Uno que prioriza, no solo establecer el problema, sino las causas que envuelven al problema. La simplicidad y efectividad de la intervención son una muestra de la importancia de los pasos previos. A lo mejor hay mucho que nosotros podemos aprender de esto. Vale la pena recordad que fallar en esto, no es una cuestión de números, es una cuestión de vidas. (O)
