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El Telégrafo
Pablo Salgado Jácome

"Una banda de ladrones"

02 de septiembre de 2016 - 00:00

El pensador norteamericano Noam Chomsky lo dijo muy claro: “Se trata de la única líder política que no robó y una banda de ladrones, que sí lo hizo, le inició un juicio político. Eso equivale a un golpe de Estado blando”.

Efectivamente, a Dilma Rousseff la destituyeron con un golpe. Y su sucesor, y exvicepresidente, Michel Temer, está implicado en los escándalos de corrupción de Petrobras. Y no solo eso, sino que los WikiLeaks revelaron que fue un informante de la CIA. Es decir, Temer es el sucesor perfecto -sin escrúpulos y sin conciencia social- para desmantelar todas las conquistas sociales que implementó el Partido de los Trabajadores. Conquistas que detestan las élites brasileras, tanto como al propio PT.

A veces resulta difícil de entender cómo es que “una banda de ladrones” logra destituir a una presidenta honesta y admirada. 47 de los 61 senadores que votaron por la destitución tienen causas abiertas en la justicia. Los delitos por los que están investigados son: ocultación o lavado de dinero, corrupción pasiva, asociación ilícita y crímenes contra la ley de licitaciones.

Además, a Dilma la destituyeron sin probarle ningún delito.  Muchas de las explicaciones las encontramos en la profunda crisis y recesión económica, pero también en los propios errores y equivocaciones del PT. Para consolidar la estrecha victoria en la reelección de Dilma, se aliaron con partidos situados en la otra orilla, ideológica y política, pero que podían ser útiles para garantizar la tan mentada gobernabilidad. He aquí una gran lección: los opuestos y aliados de coyuntura electoral no perderán la oportunidad -en el ejercicio de la gestión- para dar el golpe artero y certero.  Más aún si se trata de terminar con un proceso de cambios radicales.

Pero también el hecho de no haber combatido con firmeza la corrupción terminó contaminando al propio PT. Los escándalos son múltiples y llegaron a sus altas esferas. Los incontables hechos de corrupción en la estatal Petrobras son absolutamente repudiables y debieron investigarse -y sancionarse-  a tiempo. No fue así, y el PT, con muchos de sus dirigentes históricos presos, perdió la credibilidad y el favor de sus votantes. Recordemos que la aceptación a la gestión de Dilma fue de solo el 8%.

Y esta es otra gran lección, es necesario combatir todo signo de corrupción, incluso si de rumores se tratara. Es necesario dar señales, claras e inequívocas, de que no se debe permitir el más mínimo acto de corrupción. Los ciudadanos no aceptan permisibilidad en este tema, así -ellos mismos- en su cotidianidad lo sean.

Pero, ya sabemos, se trata también de una gran arremetida de la derecha mundial frente a un proceso de gobiernos progresistas. Sin duda. Una derecha para la que todo vale, con tal de dar al traste con los procesos sociales de justicia y equidad. Por ello, en la próxima campaña electoral de nuestro país -con seguridad- veremos también a una derecha sin escrúpulos intentando tumbar al gobierno de la Revolución Ciudadana.  

Y sí, comparto con Leonardo Boff la sentencia del apóstol Pablo: “Los golpistas llevarán en la cabeza durante toda su vida la señal de Caín que asesinó a su hermano Abel. Ellos asesinaron la democracia. Su memoria será maldita por el crimen que cometieron. Y la ira divina pesará sobre ellos”.  

Estoy seguro de que también -más temprano que tarde- la ira terrenal pesará sobre ellos. (O)

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