Auki Tituaña, el sumiso de “don” Guillermo, fue el intermediario, junto con Lourdes Tibán, para que un grupo de indígenas dirigentes de la Conaie se reuniera con los “pelucones” de Guayaquil, en noviembre de 2010, lo que motivó que yo escribiera un artículo ciber, frente al cual me remitió una carta que yo se la contesté, enrostrándole su grado de traición a lo que se suponía era una línea de conducta consecuente a su trayectoria, a su formación académica en Cuba y al tipi de su Alcaldía en Cotacachi.
En esa época, en la Conaie se oyeron también voces condenatorias contra los que se reunían en Guayaquil con los “pelucones”, pero luego los perdonaron, acogiendo en su seno a quienes los llamaban desertores. ¿Quién traicionaba a quién?
No solo que Tituaña fue perdonado sino que recuperó su espacio y ya lo tenían a horas de proclamar su próxima candidatura para que encabece la lista de asambleístas por Pachakutik.
Pero, conociendo sus ambiciones, “don” Guillermo se atravesó y le ofreció un mendrugo de mejor sabor y tamaño, como ser candidato a la vicepresidencia, lo que para un figureti es un atractivo mayor, aun con la certeza de que va a ser derrotado.
La traición de Tituaña conmovió a las gentes cercanas a Cuba y su revolución, porque sabíamos que era un aprovechado estudiante de economía como becario en La Habana.El poncho es una indumentaria como cualquier otra para protegerse del frío y la gente ingenua cree que esa prenda de vestir quita o pone valores o virtudes a los seres humanos, cuando ya han pasado siglos después de que algún sabio popular dijo que “el hábito no hace al monje”.
Hay indios verdaderos a los que el poncho les queda de más, como hay también seres humanos pertenecientes a una de las etnias ancestrales que no requieren vestimenta alguna para ser consecuentes con sus coterráneos.
Las organizaciones indígenas, como casi todas las del mundo, tienen en su seno el germen de la división que se incrementa cuando se desatan las ambiciones de tipo económico, político o de figuración.
Indios fueron algunos de los que delataron en Bolivia al “Che” Guevara que terminó asesinado por orden de la CIA. Pero también fueron algunos comunistas seguidores de un dirigente de ese partido (un tal Monge, que pretendía convertirse en el jefe de la guerrilla).
Apóstol era Judas que, según unas escrituras, delató la presencia de Jesús para que lo crucificaran.
Las organizaciones indígenas que forman parte de la oposición a la Revolución Ciudadana se juntan y coinciden con la extrema derecha, traicionando los postulados de los pueblos oprimidos.
Y se dan el lujo de llamar traidor a Tituaña. Creo que vale insistir en la pregunta: ¿quién traiciona a quién?