La reelección de Evo Morales ratifica la decisión popular de mantener a un gobierno que ha aplicado una política social, reduciendo la pobreza, mejorando el nivel de vida de la población y aumentando el empleo gracias a la bonanza económica. Uruguay y Brasil, enfrentados a nuevos escenarios, con temas comunes como la emergencia de la clase media e inseguridad, pero con economía en diferente situación, definirán su rumbo político.
En Uruguay, la contienda está entre el Frente Nacional (FN, izquierda), con el exmandatario Tabaré Vázquez, y la centro derecha, cuyo representante es Luis Lacalle. El FN, con el actual presidente Mujica, ha continuado con su política social que permitió reducir la pobreza y dar oportunidades a los más desposeídos. Basado en una coyuntura económica favorable, con crecimiento de 3.7 % en el segundo trimestre de 2014, explicado por el aumento del consumo de las familias (4.4%) y de las exportaciones (2.5%), ha incrementado el empleo. El contexto internacional favorable, aumentando las exportaciones agropecuarias, ha permitido el avance económico. Estos factores influenciarán en las elecciones presidenciales hacia la continuidad, pero no tanto en las parlamentarias.
La elección, en Brasil, en cambio, está muy disputada. El apoyo de Marina Silva, del Partido Socialista Brasileño, a Aecio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB, derecha), muestra de qué lado estaba y acrecienta las posibilidades de la derecha. En dos artículos anteriores sobre el tema, señalamos que las protestas, en la mitad de 2013, eran de la clase media emergente que estaba en contra de la inflación, deficientes servicios de salud y educación, gastos públicos altos por el Mundial del Fútbol, la corrupción. Además, el deterioro económico por la recesión, mayor inflación, déficit fiscal, así como la corrupción y la falta de mejora en la infraestructura, pesarán en contra de Rousseff. Le favorecerán el Programa Bolsa Familia (PBF) y construcción de viviendas populares.
El programa de gobierno del PSDB plantea reformas como la de los servicios públicos para mejorar su prestación, atendiendo así a las demandas de la clase media emergente y con programa de seguridad pública reducir la delincuencia. En cuanto a Ciudadanía, enfatiza la lucha contra la pobreza y desigualdad social, estableciendo como política de Estado al Programa Bolsa Familia (PBF) que permitió a Lula y Dilma sacar de la pobreza a millones de brasileños. En lo económico, plantea reducir la inflación, con la autonomía del Banco Central, y disminución del déficit fiscal así como la deuda pública. En comercio exterior propone TLC más que el Mercosur. En sector público se plantea la modernización y reforma tributaria. Para dinamizar la economía se propugna mayor participación del sector privado y tercer sector (social y solidario).
En suma, se trata de un modelo económico ortodoxo, tal como el que implementó Fernando H. Cardoso, mentor de Neves. El Partido de Lula lucha por mantener su modelo; su legado social influirá en la elección.
