El 24 de febrero, Rusia atacó Ucrania desde varios frentes en una denominada “operación militar especial”, con el supuesto de que la toma del país sucedería en un par de días y que la ciudadanía recibiría a los militares rusos como a héroes. Esto no ocurrió y el conflicto en Ucrania se ha extendido más de lo pensado haciendo que Moscú deba trabajar en un escenario no previsto. Otro elemento a considerar en este escenario es la ayuda económica y militar que ha brindado Occidente a Kiev y la fuerte resistencia militar y civil de Ucrania. Todos estos factores han frenado la estrategia de Rusia, evidenciando un panorama de incertidumbre frente a lo que pueda hacer Putin quien ha venido operando de acuerdo a su propia lógica militar y expansionista, alejada del sistema internacional actual que tiene sus complejidades y multiplicidad de actores.
Las cifras no son positivas para Rusia si se consideran al menos seis elementos: 1) las tropas no avanzan como lo planeado, lo que implica un alto gasto militar con más de 21.800 soldados rusos que han muerto en el combate; 2) hay un desgaste de la imagen internacional de Putin; 3) no se está logrando la ocupación total de Ucrania, por lo que Rusia tratará a toda costa de obtener un rédito y no salir tan mal parada del conflicto; 4) mayor obstrucción en la relación de Rusia con Occidente tras las múltiples amenazas por parte de Moscú; 5) Finlandia y Suecia decidieron abandonar su neutralidad y solicitarán su ingreso a la OTAN; y 6) los países dependientes del gas ruso están buscando fuentes alternativas.
Lo cierto es que mientras el conflicto continúa, los mayores afectados son las y los civiles. Según un informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), más de 7,1 millones de personas han sido desplazadas de Ucrania y han sido acogidas en Polonia, Rumanía, Hungría y Eslovaquia. Asimismo, según cifras de las Naciones Unidas, habrían más de 3.000 civiles muertos.
Finalmente, debemos tener claro que por la naturaleza interdependiente del sistema internacional, los efectos de este conflicto nos afectan y conciernen a todas y todos. Es por esto que debemos ser críticos frente a esta problemática y como sociedad civil protestar y presionar a los gobiernos a tener posturas contrarias a la guerra. La historia nos ha enseñado lo devastadora que es la guerra y frente a esto como sociedades también debemos actuar y tomar postura.
