Ecuador, 26 de Abril de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Eric Nepomuceno

Las reglas del juego

17 de septiembre de 2018 - 00:00

Alrededor de las dos y media de la tarde del martes, y luego de una tensa –e intensa– reunión de la comisión ejecutiva del Partido de los Trabajadores, se decidió anunciar que, por unanimidad, el candidato a presidente será Fernando Haddad y a vice, Manuela D’Ávila.

Un largo par de horas después, y junto al anuncio, fue leída la carta en que Lula da Silva presta su apoyo personal a los dos, diciendo, con todas las letras: “Pido a los que iban a votar por mí que voten en Haddad y Manuela”.

El anuncio oficial trajo un detalle esencial: a menos que ocurra lo improbable, es el fin de la historia de Lula da Silva –el más popular presidente de la historia en el último al menos medio siglo– disputando elecciones: él solo podrá ser candidato cuando tenga 93 años. En las vísperas del anuncio el PT seguía dividido entre los que defendían que se insistiese con recursos en la Justicia y los que decían que ahora cada día es esencial, reivindicando la oficialización de Haddad como candidato.

Lula da Silva, a su vez, clausurado en una celda de quince metros cuadrados, oscilaba entre momentos de iracunda indignación y una preocupante postración. Todo eso quedó plasmado en la ‘Carta al Pueblo Brasileño’ divulgada luego del anuncio de cambio de la candidatura: la capitulación de un combatiente disconforme, pero que desiste de oponerse a lo inevitable. 

Y por inevitable entiéndase el resultado de una farsa jurídica, que contó con el pleno y esencial respaldo de los medios hegemónicos de comunicación y la complicidad evidente de la Justicia en todos sus niveles, de la primera instancia a la corte suprema.

No hay una única prueba de lo que se acusa al expresidente, no hay cuenta clandestina, no hay nada de nada. Pura ignominia. Y la confirmación de lo evidente: la conjunción de magistrados, medios de comunicación, políticos de partidos corruptos y corrompidos, el mercado financiero y el empresariado en todas sus ramas alcanzó su objetivo: impedir que el golpe institucional que destituyó a la presidenta Dilma Rousseff en 2016 dejase de alcanzar su objetivo final, que era precisamente impedir que Lula volviese a la presidencia. (O)

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media