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El Telégrafo
Pablo Salgado Jácome

Quito necesita un alcalde, no maquillaje multicolor

19 de agosto de 2016 - 00:00

Es cierto, Quito ya no es la ‘Carita de Dios’ sino la ‘nalguita de Dios’, como decía -con humor- Miguel Donoso Pareja. Es, ahora, una ciudad inundada de basura, desordenada, caótica, agresiva. Los dos años de gestión del alcalde Mauricio Rodas son decepcionantes. Y penosos. Una administración dedicada a pagar favores de campaña y restablecer relaciones clientelares y no a planificar, y peor a responder a las necesidades de la ciudad.

Quito es ahora una ciudad sin liderazgo que camina a la deriva, en la cual los problemas se multiplican y las soluciones no aparecen. Cada día, la Plaza Grande se llena de manifestantes que claman ser atendidos por el Alcalde. Y no reciben respuesta alguna. Nunca da la cara, seguro estará en Miami.

La pésima solución vial al túnel Guayasamín que el Alcalde pretende imponer a la ciudad es solo el ejemplo más visible. Inició la ejecución de la obra sin importarle las evidencias que demuestran que es improcedente y atenta contra los intereses de la ciudad. Lo mismo sucedió con las paradas mal construidas y los nuevos biarticulados y a diésel. Y lo mismo con su absurda obsesión: los Quitocables, que recién la Politécnica está terminando los estudios. Las únicas obras que ha inaugurado son las que se iniciaron en la administración anterior. Y es más, la mayoría está retrasada, como el intercambiador de Carapungo.

Los informativos de la comunidad -en medios afines al Alcalde- son la más clara evidencia de la desesperación de los ciudadanos: “Alcalde, necesitamos se repare la vía, no hay buses, no hay recolectores de basura. Alcalde, cambie de asesores y busque unos que recorran la ciudad”, dicen los vecinos del barrio Venecia 2. Y el presentador Roberto Álvarez concluye muy seguro: “Son las promesas de campaña que todavía no se cumplen”.  

Ni se cumplirán. Tal cual afirma Daniela Chacón al renunciar a su vínculo con el alcalde Rodas -y con el movimiento SUMA- para cambiarse de camiseta y acercarse a CREO, de Guillermo Lasso. Las denuncias de Chacón son graves: “Se toman decisiones a la ligera, sin hacer estudios completos, sin planificación, con mucha improvisación y de espaldas a los ciudadanos, tratando de simular diálogos cuando ya se han tomado decisiones”. Una forma de gestión, de la que -obviamente- Chacón formó parte. Y, por tanto, también debe rendir cuentas. Y no correr y dar la espalda, como hizo cuando una reportera de Teleamazonas le preguntó por el camisetazo. Es fácil abandonar el barco de Rodas antes que termine de hundirse y reacomodarse políticamente; esa ha sido siempre una práctica de la vieja política.

Pero también es evidente que los concejales de oposición, de Alianza PAIS, no han sido capaces de canalizar ese creciente descontento, y lo que es peor, no han podido ni siquiera presentar un proyecto alternativo para recuperar la ciudad.

Quito necesita soluciones de fondo. No maquillajes. Quito necesita una gestión técnica y no pago de favores. Quito necesita liderazgo, no pinturas multicolores. Quito necesita hombres y mujeres que ejerzan ciudadanía. Quito necesita un alcalde. (O)

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